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Salento, el pueblo con el paisaje más impresionante de Colombia

En el corazón del eje cafetero colombiano, con paisajes de ensueño que cubren todos los verdes posibles, gente amable, casas pintorescas y palmeras de 60 metros de altura, se encuentra Salento, un pueblito del departamento del Quindío con mucho encanto.

Si hay algo que caracteriza a Colombia son sus majestuosos paisajes, su gente amable y alegre y por su puesto el café. Y en el país hay un lugar que tiene estos tres encantos.

Como salido de una historia mágica (sí y de la misma película ‘Encanto’ de Disney), alrededor de una ladera de las verdes y hermosas montañas colombianas se ubica un pueblito, muy pintoresco y acogedor llamado Salento, el más famoso y turístico del eje cafetero colombiano.

Salento, está a casi dos mil metros sobre el nivel del mar, rodeado de cafetales, árboles frutales, nevados y del impresionante Valle de Cocora, cuna de la Palmera de Cera.

Es un paraíso detenido en el tiempo cuyas casas y balcones permanecen intactos, salpicados de diversos colores y flores rebosantes. Una verdadera representación de las típicas casas paisas que pueblan esta zona de gente cálida y cordial.

La arquitectura y diseño de Salento guarda celosamente toda la tradición de esta región, por lo que es un deleite pasear por sus callecitas y la plaza principal.

En un recorrido pequeño, pero con hechizo particular, puedes conocerlo por completo, pues en dos horas se puede visitar la plaza Bolívar, que es el parque central, luego está la calle real llena de comercios, tiendas de artesanías, cafés y restaurantes; el ambiente es muy cálido y acogedor.

Subir al mirador desde donde se tienen unas vistas completas de Salento, el pueblo mágico de Colombia y de sus impresionantes montañas que lo rodean, es un plan obligatorio.

Y lo que tampoco se puede olvidar tomar un buen ‘tinto’ que no se trata de un vino, sino del mejor café negro de Colombia, acompañado de una ‘almojábana’, que es una especie de bocadillo hecho de harina y queso, de textura y sabor incomparables.

Valle del Cocora

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Un sitio dentro de esta zona que te expone a un flechazo instantáneo es el Valle del Cocora, con una naturaleza que deja con la boca abierta y pide a gritos que vuelvas, ofrece la mejor experiencia de excursionismo en el país cafetero.

Se dice que este valle debe su nombre Cocora a una princesa quimbaya, hija del cacique Acaime, y cuyo significado es “estrella de agua”, e indudablemente es uno de los paisajes más bellos de todo el territorio colombiano.

Desde el inicio de la travesía en la plaza central de Salento, sabes que será una visita inolvidable pues te adentras en las montañas en unos jeeps Willys hasta llegar al corazón del valle.

Luego, empieza la caminata donde te adentras en una zona selvática en la que te verás obligada a cruzar puentes colgantes, pasaderos improvisados con troncos de árboles, caminar senderos de montaña de una dificultad media, pero que realmente vale la pena.

Al final alcanzas la cota más alta del trayecto, 2.680 metros de altura, en frente de un páramo de cientos de altas palmas.  Que son las que crecen a mayor altura sobre el nivel del mar en todo el mundo y que te obligan a elevar la mirada hasta que tu vista choca con el cielo, con sus imponentes 60 metros de altura. ¡Es simplemente espectacular!

‘La palma de cera’ como se conoce a estos árboles, están en peligro de extinción, quizás el saberlo, hace aún mejor las vistas en el paisaje por momentos parece irreal.

Las fincas cafeteras

Como no podía ser de otra manera, Salento que está en el corazón del eje cafetero, ofrece la posibilidad de visitar muchas de las fincas cafeteras, como pueden ser la de “Don Elías”, “Don Gustavo” o la de “El Ocaso”.

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La mayoría de las fincas de la región son atendidas y regentadas por sus dueños que vienen de una larga tradición cafetera.

En estas fincas te enseñarán todo lo que precisas saber sobre el proceso del café, las técnicas de siembra, de recolección, secado y el resto de los pasos por los que pasa el grano hasta llegar al molinillo que luego se traduce en un café orgánico y lleno de sabor.

Porque si hay algo infaltable en esta ruta de las visitas por las fincas, es la degustación de su café. Claro está que las óptimas condiciones climatológicas de la zona y el trabajo de duro de generaciones familiares arraigadas al cultivo del café, hacen de él un verdadero arte que hay que disfrutar.

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