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Turismo sexual, el ‘atractivo’ oculto de Medellín

Con una diversa gama de precios que llegan hasta los 5.000 dólares y 50 jóvenes "elegantes y bellas", las fiestas en los edificios del barrio El Poblado de Medellín son cada vez más recurrentes.

Desde hace un tiempo Colombia viene creciendo en su potencial como destino turístico, son muchos los sitios del país cafetero que se han convertido en referentes de la región, las playas de San Andrés, la hermosura de la ciudad amurallada de Cartagena, el Carnaval de Barranquilla, lo cosmopolita de la capital Bogotá, la belleza de paisajes y las fincas del eje cafetero y por su puesto Medellín.

La Capital antioqueña sin duda tiene todo para enamorar a quienes la visita, desde paisajes hasta comida tiene un amplio portafolio por ofrecer. Sin embargo, desde hace un tiempo ha aumentado la preocupación porque justamente dentro de ese ‘portafolio’ aparece el turismo sexual, una practica que se ha tomado el popular barrio el poblado de Medellín.

Los edificios y bares más exclusivos han sido testigos de los abusos de extranjeros que ven a las paisas como un trofeo para poner en sus repisas. Cerca de 80 denuncias recientes dan cuenta del problema que enfrenta la ciudad.

Denuncias en redes sociales

Fueron precisamente estas particulares fiestas en las que cobraban 600 dólares en un penthouse del exclusivo sector del Poblado donde asistían extranjeros de varias nacionalidades las que fueron denunciadas.

Se conoció que en ellas incluso hubo casos de explotación sexual de menores de edad eran, al parecer, promovidas a través de redes sociales por dos ciudadanos de Estados Unidos, según denunciaron en el medio de comunicación de la Fundación Manifiesta, que trabaja por la equidad de niñas y mujeres.

De acuerdo a las investigaciones compartidas, se trataba de un negocio que establecieron dos norteamericanos que identificaron como Patrick Red y Casey Brown, y quienes a través de los perfiles de ‘Casey Redbeard’, ‘Casey Barbarroja’ o ‘Señor Bigotes’ organizaban cenas, fiestas y viajes para que foráneos conocieran mujeres en la capital antioqueña en medio de lo que señalan que es el descontrol del turismo con fines sexuales que padece esa ciudad.

“‘Gringo parties’, las llaman en sus videos e historias. La promesa es que, a cambio de sus dólares, los clientes van a poder conocer y ligar en estos eventos con muchas mujeres paisas ‘jóvenes’, ‘elegantes’ y ‘atractivas’ que no son ‘prostitutas, modelos webcam o de Onlyfans’, entre otras especificaciones”, aseguraron en el reportaje de Manifiesta.

Y aunque, supuestamente, los estadounidenses aseguraban en los mencionados perfiles que no eran proxenetas y que las fiestas eran espacios seguros en los que no se generaban presiones para que las asistentes tuvieran relaciones sexuales con los turistas, en esa fundación lograron establecer que por lo menos hubo dos casos de menores que fueron explotadas sexualmente dentro del mencionado.

Una de las fiestas se llevó a cabo en un penthouse del barrio Provenza, a donde llegaron unas 80 personas, la mayoría de ellas mujeres y donde se habría detectado la presencia de menores.

¿Cómo operan?

Estos sujetos ofrecen un “Programa de Inmersión en Medellín” con una diversa gama de precios que llegan hasta los 5.000 dólares. Por ejemplo, por 250 dólares tienen derecho a una cena privada con 15 o 20 mujeres; por 300 dólares a una fiesta para entre 50 y 100 personas, y entre 300 y 600 dólares por excursiones a otras zonas del país, como Cartagena.

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A las mujeres que asistan, dicen asegurarle comida y transporte hasta el lugar. Los clientes son generalmente millonarios que me pagan muy bien, para lanzar fiestas donde solo haya chicas educadas (…) ellos no quieren conocer las chicas que están en el Lleras a las 2 am.

La página ya inexistente ofrecía una asesoría por 250 dólares la hora, en la que ambos sujetos les prometían a los turistas llevarlos “bajo su ala” durante una semana para enseñarles “todo lo que necesitan saber para construir una increíble vida amorosa en Medellín”.

Las mujeres que “reclutan” para brindar sus servicios en estos paquetes de turismo que muchos consideran sexual, son presentadas por el portal como “jóvenes y atractivas, no son prostitutas, ni webcams u Only Fans, no tienen cabello pintado de colores como azul o rosado, sin tatuajes, piercings, no consumen drogas, y la mayoría son universitarias y chicas que tienen un trabajo normal”.

Otros servicios adicionales contemplan entrenamiento para asediar a las mujeres de la ciudad con mayor facilidad, a través de la supuesta optimización del uso de la red social Instagram para atraer mujeres, “aumento de la mensajería por parte de ellas”, aclarándoles que son “muy diferentes a las estadounidenses”.

Incluso, dice que enseñan cómo conseguir una visa por un largo tiempo o “cómo construir un harem de mujeres, que sepan y acepten el hecho de que tienes otras mujeres”.

La posición de las autoridades

Para algunos el turismo sexual es un tabú, pero, sin lugar a dudas, una dura realidad para la capital antioqueña y más si está ligado a la llegada de extranjeros.

“Lastimosamente hay un turismo de connotación negativa y es personas que vienen en busca de esa voz a voz de la fiesta y el consumo de estupefacientes. Lo que hemos analizado es que las cifras de muertes violentas van con homicidio, muertes por sustancias psicoactivas, ”explicó Carlos Calle, coordinador observatorio de turismo Personería Medellín.

Un gran porcentaje de turistas llegan atraídos por la vida nocturna, con las redes sociales de por medio, como plataforma de conexión, pero como arma de doble filo aseguró el funcionario.

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El año pasado, según el sistema de información para la seguridad y la convivencia, murieron de manera violenta 26 extranjeros; 9 de ellos, turistas norteamericanos, españoles, mexicanos y asiáticos, como el vietnamita Paul Nguyen, a quien habrían escopolaminado.

Según señalaron las autoridades, andan tras la pista de varios lugares en Calasanz, Laureles, El Poblado y Santa Elena que aparentan ser hostales y cafés y donde se están realizando desde hace meses supuestas integraciones entre turistas extranjeros, que simulan ser charlas o fiestas para que se conozcan entre sí y establezcan contactos durante su estadía en la ciudad, pero que en realidad estarían sirviendo como sitios de explotación sexual y tráfico de drogas.

Las autoridades también contaron el caso reciente en un edificio dedicado a Airbnb en El Poblado, al cual llegaron varias patrullas tras el llamado de los vecinos para intervenir en una fiesta fuera de control que se estaba realizando en uno de los apartamentos. Al llegar, encontraron incluso un cuantioso personal de seguridad en la puerta del apartamento.

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