Mientras una recesión acecha a los países del norte de Occidente, las seis mayores economías latinoamericanas permanecer en la senda de la recuperación.
Eso indica la última edición del informe del Fondo Monetario Internacional, “Perspectivas de la economía mundial”, divulgada en octubre pasado.
La entidad financiera proyecta un crecimiento mundial del 3,2% para lo que queda de 2022, prácticamente la mitad de la tasa registrada el año pasado, cuando la expansión económica global alcanzó un 6,2%.
En América Latina y el Caribe, las perspectivas para este año fueron ligeramente más optimistas que a nivel mundial, con un promedio del 3,5% de crecimiento y una marcada desaceleración con respecto al 6,9% registrado en 2021.
Si analizamos a las seis mayores economías latinoamericanas –Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile y Perú, en orden de magnitud según su producto interno bruto (PIB).
Colombia es el mercado que se espera crezca al mayor ritmo al final del 2022, con una tasa del 7,6%.
Chile y México registran el menor crecimiento esperado de las seis principales economías, con un 2% y un 2,1%, respectivamente.
Brasil, está pronosticado a crecer un 2,8% este año, tras alcanzar un 4,6% de crecimiento en 2021.
De estos seis países, Brasil es el que menos sufrió los embates económicos de la pandemia de covid-19, con una recesión menor al 4% en 2020,
Mientras que Argentina o Perú, por ejemplo, registraban una caída de dos dígitos respectivamente.
Lo que se espera para el 2023 en LATAM
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informó que se espera un crecimiento de 3,2%, superior al indicado en agosto pasado.
Pero para el próximo año el organismo prevé que la desaceleración se acentúe en América Latina y el Caribe, con un crecimiento de 1,4% en 2023.
El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania afectó negativamente el crecimiento global -y con ello la demanda externa que enfrentó la región este año-.
Esta situación afecto los mercados emergentes, incluyendo América Latina, además de propiciar depreciaciones de las monedas locales y tornar más onerosa la obtención de financiamiento para los países de la región.
Según la CEPAL, en 2023 los países de la región se verán nuevamente enfrentados a un contexto internacional desfavorable, en el que se espera una desaceleración.
En lo interno los países de la región enfrentarán nuevamente en 2023 un complejo entorno para la política fiscal y monetaria.
En lo monetario, el aumento de la inflación condujo a los bancos centrales, al igual que en la mayor parte del mundo, a aumentar las tasas de política -en algunos casos de manera sustancial- y a reducir el crecimiento de los agregados monetarios.
Si bien se prevé que en 2023 este proceso llegue a su fin -en la medida que se vayan anclando las expectativas de inflación en los países-.
El crecimiento por subregión
Todas las subregiones evidenciarían menor crecimiento el próximo año, de acuerdo con las nuevas proyecciones de la CEPAL.
América del Sur crecerá un 1,2% en 2023 (3,4% en 2022), el grupo conformado por Centroamérica y México lo hará en un 1,7% (en comparación con un 2,5% en 2022).
Y en el Caribe crecerá un 3,1%, sin incluir Guyana (en comparación con un 4,3% en 2022).
En América del Sur, algunos países se ven particularmente afectados por el bajo dinamismo de China que es un importante mercado para sus exportaciones de bienes.
Tal es el caso por ejemplo de Chile, Brasil, Perú y Uruguay, que destinan a China más del 30% de sus exportaciones de mercancías (40% para Chile).
América del Sur se verá afectada también por la baja en los precios de los productos básicos y por las restricciones al espacio que la política pública tiene para apuntalar la actividad.
La alta inflación ha impactado los ingresos reales y los efectos sobre el consumo privado ya se han observado en algunos países a partir de la segunda mitad de este año, advierte la CEPAL.
Para las economías de América Central el bajo dinamismo de Estados Unidos, principal socio comercial y primera fuente de remesas de sus países, afectando el consumo privado.
En este caso, sin embargo, los menores precios de los bienes básicos actuarían a favor en tanto varias de ellas son importadoras netas de alimentos y energía.
Finalmente, en las economías del Caribe la inflación ha impactado no solo los ingresos reales, sino los costos de producción con un impacto negativo en la competitividad de los países.