El amor de los padres en ocasiones suele ser un poco tóxico, sobre todo al momento de colocarle el nombre a sus hijos.
En muchos casos los padres se inventan, crean o fusionan nombres muy horribles o poco agradables para sus hijos.
Cuenta la historia según el portal web Open Edition que: “La imposición de un nombre fue considerada en las culturas prehispánicas como un hecho trascendental”.
Explican que: “En México, por ejemplo, toda una ciencia de adivinación y oráculos se ponía en práctica el momento del nacimiento, cuidando que el recién nacido reciba un nombre de buen augurio que solía tener relación con la fecha del nacimiento (Kriekeberg 1990, Gruzinski 1995)”.
Mientras que algunos cronistas “se refieren más bien a rituales más tardíos de carácter colectivo. Según Bertonio, una ceremonia importante se llevaba a cabo en el mes de junio de cada año, se trata del Sucullu”.
“Esta suerte de –bautizo- se realizaba en el ámbito aymara – o quizás más específicamente entre los lupacas – en una ceremonia colectiva una vez al año”.
Los peores nombres
Los nombres que para algunos suelen ser normal o cotidianos para su portador y para el resto del público pueden llegar a ser un poco raros, feos o extravagantes.
Y es que la carga de tener un nombre poco estético en su pronunciación, genera todo tipo de situaciones molestas para quien lo lleva, pues de entrada no se siente satisfecho cuando se dirijan a hacia él.
Varios expertos han señalado que: “Cuando un niño tiene un nombre raro o feo se convierte de manera rápida en víctima de bullying en una institución educativa o entre sus grupo de amigos”.
Explican que: “Por eso, si le damos a nuestros hijos un nombre de esta naturaleza puede ser que lo vayamos a exponer a una primera etapa de su vida cargada de burlas y malos tratos”.
También que, “si no reforzamos su autoestima y le explicamos por qué este nombre diferente, lo hace una persona aún más especial”.
Dicen los especialistas que: “Al no hacerlo, el matoneo y acoso escolar puede incluso llevar a que el niño o el adolescente lleguen a odiar su nombre, lo que los puede lastimar seriamente ya que básicamente estarían negando parte de lo que son”.
La psicóloga cubana Yaima Del Cristo Sánchez, afirma que: “Cuando el nombre constituye un modelo contra identificatorio puede incidir negativamente en la identidad personal de un sujeto”.
Lo anterior, “genera malestares psicológicos como el complejo, la negación, la inconformidad, culpabilización al nominante y sentimientos de inferioridad que no son favorables para el bienestar emocional del portador”.
¿Cómo hacerle frente?
Patricia González, directora de la carrera de Psicología Organizacional del Tecnológico de Monterrey, México, ante un nombre ‘feo’ dice que se debe:
“Desarrollar una autoestima sana y, en todo caso, aprender también a reírse de sí mismos, no mostrar enojo ante las burlas ya que, entre más enojo o molestia se presente, los demás insistirán en burlarse”.
Para la psicóloga, “el nombre no tiene porque ser la esencia de la persona y sugiere desligarse de ese pensamiento”.
La mujer explicó que “El nombre es una manera de ser identificado. Pero, ‘mi esencia’ no es el nombre o mi físico, sino quién soy, qué siento, qué sueño, de qué soy capaz y, sobre todo, hay que aceptarnos con nuestras fortalezas y debilidades”.
Alguno de los nombres más extraños
Desde Q’Pasa, escogimos 20 de los nombres más raros y poco comunes, esperamos no ofenderte si llevas uno de estos.
1. Aceituno
2. Amílcar
3. Cajada
4. Batman
5. Benefecia
6. Caraciola
7. Caralalimpio
8. Delgadina
9. Diodoro
10. Fulanito
11. Gordonia
12. Hermione
13. Hurraca
14. Iluminada
15. Marciana
16. Masiosare
17. Patrocinio
18. Procopio
19. Privado
20. Verulo
Llevar un nombre poco común puede llegar a ser una carga para muchos y grandes efectos emocionales puede llegar a tener para la persona.
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