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¿Por qué en Europa si hay trenes entre países y en América Latina no?

Lo cierto, es que el tiempo, precio, frecuencia y comodidad son las principales características de los trenes de alta velocidad en Europa.

Hay un pequeño tren de pasajeros en Latinoamérica que une dos países. Pero es una de las pocas excepciones en todo el continente y está entre Argentina y Paraguay.

Muchos latinoamericanos miran con envidia los trenes de Europa, llenos de pasajeros y copados de turistas durante el verano, que unen las capitales europeas.

Lo cierto, es que el tiempo, precio, frecuencia y comodidad son las principales características de los trenes de alta velocidad en Europa.

Por ejemplo, el que une Madrid y Barcelona cubre los 620 kilómetros que las separa en apenas 2 horas y media, dice un informe de la BBC Mundo.

Ese mismo trayecto por autopista llevaría en auto más de 6 horas.

Desde Londres y París también los une un ferrocarril de pasajeros y toma 2 horas y 16 minutos a la máxima velocidad.

Mientras que, en Italia, los viajeros pueden pasar de Milán a Florencia en 1 hora 54 minutos en una de sus opciones más rápidas.

Hay 320 kilómetros por carretera entre ellas.

Las razones por las que no hay trenes en Latam

Las razones de que en América Latina no exista una red de trenes de alta velocidad para pasajeros son variadas.

Entre ellas, las distancias, el costo o la elección del auto y el avión para viajar ha alejado al continente de los largos recorridos en tren.

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Así que la corta vía férrea entre la población argentina de Posadas con la vecina ciudad paraguaya de Encarnación, de tan solo 8 kilómetros, es un paso fronterizo casi único, pero muy aprovechado por los habitantes.

Hay que aclarar que las redes de trenes de pasajeros sí existen, pero estas no son competitivas en velocidad y frecuencia con otras opciones de transporte.

Los países dejaron de invertir en la red ferroviaria a mediados de la década de los años 50, pero la falta de inversión se agudizó a partir de los años 80 y culminó en los 90.

Altos costos y mantenimiento

Un tren por sí solo ya es costoso de operar, dicen los expertos.

Porque necesita gente de apoyo en las estaciones, mecánicos y personal de todo tipo.

Jorge Kohon, ingeniero civil experto en transporte ferroviario y dijo que, “frente a la simplicidad de un bus o incluso de un avión, que ahora se ha puesto mucho más competitivo, es muy difícil para los ferrocarriles de larga distancia sobrevivir”.

Explica que, “una locomotora nueva cuesta 3 millones de dólares. Un vagón puede costar hasta 1 millón”.

Esto haría, por ejemplo, que construir un tren de alta velocidad entre Buenos Aires y Córdoba, dos ciudades argentinas separadas por unos 650 kilómetros costaran unos US$16.250 millones usando los cálculos medios.

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Expertos

Néstor Roa, jefe de la División de Transporte del Banco Interamericano de Desarrollo dijo que, “la tecnología de construcción todavía tiene que abaratarse mucho para que pueda ser adoptada y utilizada en la región”.

Otro de los temas que ha frenado el desarrollo de infraestructuras ferroviarias en la región es la corrupción en todas sus formas.

Desde el desvío de fondos, hasta la utilización de empresas ligadas al poder político, pasando por convocatorias amañadas o sobreprecios.

Para Jimena Blanco, responsable del Departamento de análisis de Latinoamérica de la firma Verisk Maplecroft, “esto ocurre mucho en América Latina. Hay muchas infraestructuras que no se han desarrollado por la corrupción y algunas que tardan décadas en acabarse por el mismo motivo”.

Agrega que, “en el peor de los casos, cambia el gobierno y los proyectos se paran”.

Falta de competitividad

La idea de nuevos proyectos de trenes de pasajeros entre ciudades latinoamericanas se enfrenta a otro gran problema: la competencia del avión, cuyos precios ahora son mucho más accesibles que en décadas pasadas.

“El transporte aéreo para medias y largas distancias en América Latina es muy competitivo por velocidad y costo”, dice Blanco

“En Europa, cuando el uso del avión empezó a generalizarse, los países ya habían desarrollado una malla de red ferroviaria para pasajeros. Y esa es una gran diferencia con lo que sucedió en América Latina”, agrega.

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