Publicidad

¿Existen los vampiros? Esto es lo que dice la ciencia

Pero los vampiros no surgieron con una definición tan clara. Los estudiosos opinan que la concepción moderna de estos monstruos de Noche de Brujas evolucionó de diversas creencias tradicionales establecidas en toda Europa.

Desde Drácula en adelante los vampiros se han convertido en unas de las figuras más populares de las historias de horror en la ficción, y se ha construido toda una vasta y fascinante mitología a su alrededor que ha ido evolucionando… hasta Twilight.

Pero desde mucho antes de aterrorizar al público con su aspecto lúgubre y su sed de sangre en películas, series y libros, o de cautivarlo con su aspecto seductor y carismático, los vampiros eran grandes protagonistas de cuentos, leyendas y mitos de diversos pueblos y culturas.

Las características de los vampiros modernos están bastante bien definidas.

Tienen colmillos, beben sangre humana y no se reflejan en espejos. Podemos ahuyentarlos con ajo o matarlos atravesándoles el corazón con una estaca.

Pero los vampiros no surgieron con una definición tan clara. Los estudiosos opinan que la concepción moderna de estos monstruos de Noche de Brujas evolucionó de diversas creencias tradicionales establecidas en toda Europa.

Dichas creencias partían del temor de que los muertos, una vez enterrados, podían seguir dañando a los vivos.

Esas leyendas comúnmente se debían a la falta de conocimiento sobre la descomposición del cuerpo.

Sucede que, al contraerse la piel, los dientes y las uñas del cadáver parecen alargarse, y a la vez que los órganos internos se descomponen, un líquido de purga oscuro puede escapar por la nariz y la boca.

La gente que no conoce este proceso interpretaría que ese líquido era sangre y supondría que el cadáver había estado bebiéndola de los vivos.

Pero ¿Qué dice la ciencia?

Enfoques científicos, sin embargo, han intentado explicar el origen de la leyenda, así como esos sonados casos modernos en los que se habla de «vampiros de la vida real».

- Patrocinado -

Los vampiros o similares criaturas fantásticas han estado presentes en mitos y leyendas de diversas culturas y desde tiempos remotos, por lo que su origen puede variar.

Hebreos, griegos, romanos y culturas mesopotámicas tenían cuentos sobre demonios y espíritus que son considerados tempranos representantes de la noción de vampirismo.

Se cree que en la antigüedad las historias de vampiros eran supersticiones surgidas desde el desconocimiento general acerca de la muerte y el proceso de descomposición física del cuerpo, por lo que se intentaba explicar de algún modo todos estos misterios con la existencia de vampiros.

Sin embargo, los vampiros tal como lo conocemos hoy, surgen a partir del siglo XVIII en Europa, especialmente en los países balcánicos.

Opiniones sobre el tema

En 1751 el teólogo francés Augustin Calmet realizó una minuciosa investigación y estudió los reportes judiciales y legales sobre incidentes con vampiros, utilizando un método científico.

Después publicó un tratado titulado El mundo de los fantasmas, sosteniendo que la existencia de los vampiros era real.

«Han visto, según testimonios, hombres que han estado muertos por meses, vuelven a la vida, hablan, caminan e infectan aldeas, atacan tanto a hombres como a animales, chupan la sangre también de sus parientes cercanos, hasta que estos también se enferman y mueren” dijo Calmet.

Agregó que, “las personas solamente pueden salvarse de estas apariciones si exhuman sus cadáveres, los empalan, cortan sus cabezas, arrancan su corazón, o los queman”.

- Patrocinado -

La emperatriz María Teresa I de Austria terció en el debate sobre la existencia real de los vampiros en ese entonces, poniendo a su médico personal a investigar los testimonios sobre casos vampíricos.

El doctor concluyó que las historias eran inventadas y entonces la emperadora prohibió la apertura de tumbas y la exhumación de cadáveres, poniendo fin a la paranoia sobre la epidemia vampírica de la época.

Ya más acá en el tiempo, en 1985, surgió una teoría que sumó muchos adeptos y que vinculaba presuntas historias de vampirismo con una extraña enfermedad de la sangre llamada porfiria.

Según esta hipótesis, los verdaderos vampiros no eran otra cosa que personas que sufrían de porfiria, una enfermedad que podría generar cierta necesidad de consumir sangre y también reticencia a la luz solar. 

Dato histórico

Durante el pánico de vampiros de Nueva Inglaterra, los vampiros encontraron un nuevo papel en libros europeos como El Vampiro (1819), Carmilla (1871-72) y Drácula (1897), así como en obras teatrales de temática vampírica.

Aunque inspirados en leyendas folclóricas y pánicos pasados, estos vampiros aristocráticos y sexuales se parecían más a los vampiros que conocemos en la actualidad.

Los pánicos vampíricos desaparecieron en el siglo XX conforme los monstruos de ficción reemplazaron a las creencias folclóricas (y mejoró el conocimiento médico).

Con todo, hubo un resurgimiento muy peculiar a fines de la década de 1960, cuando Sean Manchester, presidente de la Sociedad Británica de Ocultismo, anunció que un vampiro hacía que la gente viera cosas extrañas en el Cementerio de Highgate, Londres.

Publicidad