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¿Por qué hoy resulta tan terrorífica la idea de ser padres?

Las familias numerosas, los primos contemporáneos, el deseo claro y preciso de tener tantos hijos como fuera posible, por lo visto hacen parte del pasado.

Las familias numerosas, los primos contemporáneos, el deseo claro y preciso de tener tantos hijos como fuera posible, por lo visto hacen parte del pasado.

Al parecer por el momento que como humanidad estamos viviendo, es cada vez más común que las parejas o de forma individual tanto hombres como mujeres decidan no tener hijos, o, en el mejor de los casos, sólo se mantengan con uno.

De hecho, no es una suposición sino una certeza, pues la tasa de natalidad mundial ha estado en declive desde 1950, según los datos recopilados por el Population Reference Bureau, una organización sin fines de lucro con sede en Washington, DC.

No obstante, las cifras de los últimos años son aún menos alentadora, ya que, en 2021, la tasa de fertilidad mundial es de 2,3 nacimientos por mujer; en 1990 era 3,2. Incluso, una nueva encuesta del Pew Research Center encontró que un porcentaje creciente de adultos estadounidenses sin hijos de entre 18 y 49 años tienen la intención de seguir así.

Teniendo en cuenta estos datos no parece extraño que algunos científicos afirmen que el fin de la humanidad ya tiene su fecha en el calendario.

Pero ¿qué es lo que realmente lleva a los jóvenes a tomar esa decisión? Al ser un escenario general se debe pensar en la situación mundial por la que atravesamos. Y en efecto, no hay que mirar muy lejos para entender esta posición.

La débil economía

Si hay algo que impacta directamente en la decisión de tener una familia o qué tan numerosa debe ser es la poca estabilidad financiera. Las oportunidades laborales, así como el valor de los ingresos son cada vez más reducidos.

Para muchos significa una irresponsabilidad el hecho de traer una persona al mundo a sufrir en unas circunstancias que no son favorables y en el que inclusive en el que brindarle una casa propia es un imposible.

En este momento y para una gran mayoría de jóvenes es inevitable escoger entre tener una casa propia o una familia. El costo de las viviendas es tan elevado que para poder se propietario se necesita una hipoteca, sumado a los otros gastos, los ingresos no son suficientes.

Por si fuera poco, el covid-19 ha dejado al mundo sumido en una crisis económica que golpea a todos. De acuerdo con un estudio, Uno de cada 10 estadounidenses no jubilados dice que es posible que sus finanzas nunca se recuperen de la pandemia

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Aumento de la incertidumbre

Si le damos una mirada holística al panorama actual, el futuro resulta más escalofriante que reconfortante. El malestar político y civil es desenfrenado en todo el mundo, el clima está en crisis, las finanzas son volátiles, las pocas opciones de desarrollo profesional, una pandemia a cuestas y quizás otra próxima, un posible estallido de la tercera guerra mundial, la pérdida de valores… Y la lista podría seguir y seguir.

Estas razones, también se convierten en un freno de seguridad para no tener hijos, el sólo hecho de pensar cuál puede ser el devenir del destino para ellos en este mundo cada vez más caótico, resulta abrumador.

A esto le sumamos la escasez de alimentos y hasta los tiroteos en las escuelas. En efecto, Los datos del Índice de Paz Global más reciente, un informe anual compilado por el Instituto para la Economía y la Paz con sede en Sidney, muestran que los disturbios civiles se han más que duplicado en el mundo durante la última década, con un aumento significativo solo en 2020, de un 10% global.

Cuarenta años de datos en países que experimentaron conflictos civiles muestran que las tasas de fertilidad generalmente caen hasta un tercio durante períodos de inestabilidad.

La gente tiene menos hijos cuando están aterrorizados por lo que su progenie podría tener que enfrentar. A decir verdad, la división afecta a las personas hasta a nivel de vecindario. Hay una falta de comunidad, que hace que la crianza de los hijos sea mucho más difícil, y más solitaria, de lo que solía ser.

Por supuesto que el cambio climático y todas las consecuencias de dañar el medio ambiente también generan dudas frente a posibles nuevos padres. A decir verdad, también hay muchos ambientalistas que advierten sobre las consecuencias que trae al planeta traer un hijo.

Y a la inversa funciona de la misma manera, cómo tener un hijo al que le tocará una Tierra más debilitada, más dañada y que puede traerle consecuencias a su cuerpo y a su vida.

Una pequeña ilusión

A pesar de todas estas circunstancias que parecen cobrar más vida a medida que transcurre el tiempo, hay quienes creen en el milagro de la vida y todo lo que en su extensión esto puede significar.

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Sembrar esperanza por medio de nuevos seres, sin que sea un peso sobre su espaldas sino una convicción cotidiana, creyendo que en medio del caos aún creciente optimismo incierto.

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