Cuando los bancos centrales de todo el mundo aumentan simultáneamente las tasas de interés para responder a la inflación, el mundo podría estar avanzando poco a poco hacia una recesión mundial este 2023.
Una serie de crisis financieras en los mercados emergentes y las economías en desarrollo podrían causar daños duraderos, según un nuevo estudio integral del Banco Mundial.
Los bancos centrales de todo el mundo han estado subiendo las tasas de interés desde el año pasado con un grado de sincronización no visto en las últimas cinco décadas.
Esto se ha vuelto una tendencia que probablemente continuará durante todo este 2023, dice el informe.
Sin embargo, es posible que la trayectoria prevista en la actualidad de los aumentos de las tasas de interés y de otras medidas de política no sea suficiente para reducir la inflación mundial a los niveles registrados antes de la pandemia.
Los inversionistas esperan que los bancos centrales aumenten las tasas de política monetaria mundiales durante todo el 2023, una cifra que representa un aumento de más de 2 puntos porcentuales.
Desafíos grandes, decisiones difíciles
La recuperación global ya estaba perdiendo impulso antes de la guerra en Ucrania, en parte debido a las interrupciones relacionadas con el covid-19.
En enero pasado se recortó el pronóstico de crecimiento global a 4,4 por ciento durante el 2022. Desde entonces, el panorama se ha deteriorado sustancialmente.
La inflación, las restricciones financieras y los bloqueos frecuentes y de gran alcance en China, que provocan nuevos cuellos de botella en las cadenas de suministro mundiales, también están afectando la actividad.
Como resultado, se proyecta una nueva rebaja en el crecimiento global tanto en el 2022 como para este 2023.
Afortunadamente, para la mayoría de los países, el crecimiento aún se mantendrá en territorio positivo. Dicho esto, el impacto de la guerra contribuirá a las rebajas previstas para 143 economías este año.
El aumento de los precios de las materias primas ha mejorado las perspectivas de crecimiento de muchos exportadores de petróleo, gas natural y metales.
Pero estos países también se ven afectados por una mayor incertidumbre, y sus ganancias están lejos de ser suficientes para compensar una desaceleración global general.
Cambio climático
Como destaca el informe climático de la ONU más reciente, la amenaza para nuestro planeta no va a desaparecer. Al contrario, está empeorando.
Debe mitigarse en todas partes, adaptarnos donde sea necesario y desarrollar resiliencia frente a los impactos que se avecinan.
Según los expertos, los gobiernos ya saben lo que se debe hacer; un enfoque integral que incluya el precio del carbono y la inversión en energías renovables.
Asimismo, debe haber una compensación y nuevas oportunidades para aquellos afectados negativamente por la transición verde. Estas medidas también pueden reforzar la seguridad energética.
El FMI está dando un paso al frente para ayudar. Al proporcionar financiamiento asequible a largo plazo para ayudará a abordar desafíos macrocríticos como el cambio climático y futuras pandemias.
Por otra parte, la revolución digital llega para quedarse y será otro de los puntos a trabajar d ellos gobiernos para entrar en este nuevo orden mundial.
Esto incluye volver a capacitar a los trabajadores para una economía cada vez más digital; desbloquear el potencial de innovaciones como las monedas digitales de los bancos centrales y fortalecer el marco regulatorio.
Más de 100 países están investigando activamente esta área crucial, y asimismo, se debe asistir con asesoramiento sobre políticas y desarrollo de capacidades, dicen los expertos.
La interdependencia económica
Las razones de estos cambios van desde el aumento de las tensiones geopolíticas hasta los riesgos ambientales.
La guerra comercial que inició el presidente Donald Trump contra China en 2018 perjudicó las relaciones entre Estados Unidos y China.
Además de los aranceles masivos impuestos a las importaciones estadounidenses desde China, la administración Trump implementó una serie de medidas para contener el auge tecnológico de China.
Estos han influido claramente en las perspectivas de las multinacionales estadounidenses y europeas.
Las empresas de la Unión Europea y el Reino Unido sopesan cada vez más las ganancias derivadas del acceso al mercado chino frente a la falta percibida de igualdad de trato para los inversores extranjeros y las oportunidades de crecimiento menos atractivas en China.
China vs Estados Unidos
La guerra industrial comercial entre China y los Estados Unidos es un conflicto comercial iniciado en marzo de 2018, después de que el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump anunciase la intención de imponer aranceles a los productos chinos.
China, en represalia, el gobierno de la República Popular China impuso aranceles a más de 128 productos estadounidenses, incluyendo en particular la soja, una de las principales exportaciones de Estados Unidos a China.
En los Estados Unidos, la guerra comercial ha elevado los precios para los consumidores y ha traído complicaciones a agricultores y fabricantes.
Mientras que China, el crecimiento económico y el crecimiento de actividad de manufactura llegó a ser el menor que han tenido en décadas.
En otros países también ha causado daño económico, aunque algunos países se han beneficiado de haber tenido que incrementar la manufactura para cumplir la demanda.
Esta guerra de egos solo ha llevado a la inestabilidad en las bolsa de valores de todo el mundo.
- Imagen de portada tomada/ vientosur.info