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¿Cómo conseguir un título nobiliario en España?

La última persona en España nuestro en llegar a la nobleza desde la nada fue Carmen Iglesias, la directora de la Real Academia de la Historia.

La última persona en España nuestro en llegar a la nobleza desde la nada fue Carmen Iglesias, la directora de la Real Academia de la Historia.

Esto, gracias al rey Juan Carlos I que le concedió el título vitalicio de Condesa de Gisbert por su “brillante e intensa labor académica y docente”.

El suceso tuvo cabida en el año 2014 y fue también el último de los 47 títulos de nueva creación concedidos por el monarca durante su reinado.

Muchos de ellos vitalicios de la Casa Real: los puede disfrutar la persona que lo ha recibido, pero no son hereditarios, sino que revierten en la Corona.

Y de esos hay unos cuantos libres. El Ducado de Segovia, por ejemplo.

Pero, desde entonces, el número de títulos nobiliarios en España no sólo no ha crecido, sino que hay disminuido en uno: a la infanta Cristina le fue revocado el derecho de usar el título de Duquesa de Palma de Mallorca en 2015.

“Actualmente la posesión de un título nobiliario no otorga ningún estatuto de privilegio, al tratarse de una distinción meramente honorífica cuyo contenido se agota en el derecho a usarlo y a protegerlo frente a terceros”, dice la norma española.

O sea, ser noble hoy es poco más que poder decir que lo eres y que otros no puedan usar tu título.

¿Para qué se conceden estos títulos?

En la concesión de dignidades nobiliarias de carácter perpetuo, a su naturaleza honorífica hay que añadir la finalidad de mantener vivo el recuerdo histórico al que se debe su otorgamiento, razón por la cual la sucesión en el título queda vinculada a las personas que pertenezcan al linaje del beneficiario de la merced.

Este valor puramente simbólico es el que justifica que los títulos nobiliarios perpetuos subsistan en la actual sociedad democrática, regida por el principio de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.

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Los sucesivos poseedores de un título de nobleza perpetuo se limitan a mantener vivo el recuerdo de un momento de nuestro pasado histórico.

Comprar uno

Los títulos nobiliarios en España no se pueden comprar. Esto ya era una práctica increíblemente excepcional y mal vista, incluso en tiempos en los que ser noble servía para algo, y que siempre necesitaban el visto bueno del monarca de turno.

Y hoy es más complicado aún. Simplemente, no es legal.

No hay ninguna vía más allá de que el rey te otorgue un título para que la nobleza se pueda adquirir de forma no hereditaria.

Salvo la rehabilitación, quizás, una práctica que permite que, si hay por ahí algún título sin usar desde hace menos de 40 años, puedas pedirle al Ministerio y al rey que, por favor, te dejen usarlo.

E incluso así, no puedes ser pariente en más de sexto grado del titular original.

Es decir: si estás pensando en reclamar un Ducado que hayas descubierto en alguna biblioteca llena de polvo, mira primero tu árbol genealógico.

Comprar uno fuera de España

La única fuente fiable que hemos encontrado para que puedas considerarte noble son las baronías feudales escocesas.

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Hay muchísimas, los títulos son legítimos y, desde hace 15 años, se pueden vender sin necesidad de tierras que las acompañen (en 2002, la Baronía de MacDonald se vendió por 1,2 millones de euros, aunque incluía castillo a reformar).

Ahora mismo hay dos disponibles, una por 90.000 y otra por 95.000 euros.

Sólo te dan un título y un blasón de armas, pero estos sí podrías pedir que te los aceptasen en España, te darían derecho a firmar como Lord/Lady (aunque se considera de mal gusto) o Barón/Baronesa de y, en caso de aprieto, podrías revenderlos. Son los favoritos de los ciudadanos del mundo, desde América hasta Oceanía que un día pensaron que ellos también querían ser nobles.

Y, viendo todo lo anterior, puede que sean tu única opción. Suerte.

Ante el Papa

Otra opción sería hacer méritos ante el Papa para que te conceda un título nobiliario pontificio.

Estos sí que no son hereditarios, y el Papa los puede conceder como le venga en gana. Son puramente simbólicos y no conllevan privilegios ni tierras, pero ya hemos visto que el resto tampoco.

Y se pueden “convalidar” fácilmente en nuestro país. De hecho, es más fácil que te convaliden un título nobiliario pontificio para poder usarlo en España que un título universitario pontificio, que el segundo lleva examen.

El Papa Francisco tampoco es muy dado a concederlos, pero si haces algo “extraordinario” por la Iglesia Católica y te lo encuentras, quizás puedas convencerle.

También, tienes que portarte bien el resto de tu vida, porque el Papa te lo da, el Papa te lo quita.

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