La presión social por casarse es muy fuerte para los jóvenes en China y puede ser un gran dolor de cabeza para las veinteañeras y los hombres que bordean los 30.
Esa es la edad tope antes de que “se les pase el tren” y si no han logrado casarse pueden convertirse en la gran decepción de su familia.
Como la mayoría de los chinos de esta edad son hijos únicos, debido a la política instaurada en el país hace unos 30 años, deben cumplir con las expectativas de sus padres y lo que se conoce como éxito en China: terminar una carrera universitaria, ganar bien, casarse y tener hijos.
Tarea difícil considerando que de aquí al 2023 habrá en el país unos 24 millones de hombres solteros (precisamente porque la política del hijo único ha llevado a la selección de género).
Pero, ¿quién mejor que sus padres para ayudarlos a encontrar a “la esposa ideal”? Pese a que muchos no están de acuerdo con ello, no les queda otra que aceptarlo, debido a la persistencia de sus padres.
Así es que cada fin de semana en pleno corazón de Shanghai, y también en otras ciudades, reúnen cientos de chinos a candidatear a sus hijos como “el marido perfecto”.
El mercado
El mercado de matrimonios, de parejas o de citas -como quiera llamarle- ocupa un gran espacio en una de las esquinas de la People’s Square.
Aquí, sin importar el clima, padres y madres llevan los “currículum” de sus hijos, que incluyen edad, altura, educación, trabajo, sueldo, si han estudiado en el extranjero y hasta si poseen auto y departamento propio.
Los carteles cuelgan uno al lado de otro, uno sobre otro, algunos en línea sobre el suelo, pegados en saquitos de papel rellenos con arena.
Son bastante sobrios, escasos de fotos y no se ve casi ninguna descripción de personalidad o carácter del candidato -a excepción de frases como “preocupado por iniciar pronto una familia”.
Pero abundan en ellos los grados, los master y doctorados. Es todo muy pragmático, se podría decir.
Buscan agencias
Si no tienen suerte después de varias visitas, es probable que terminen buscando una agencia especializada que -por unos 30 yuanes semanales (US$4.7)- se dedique a buscar prospectos para sus hijos(as), incorporándolos en largas bases de datos que terminarán colgadas en la misma feria.
Pero eso sí, no se trata de los típicos matrimonios concertados, como aquellos de los países árabes o de la India, sino más bien de “citas a ciegas” planeadas por los padres de gente ocupada, que no tiene tiempo para hacer vida social.
Al final son los y las jóvenes los que después de varias citas, se deciden por alguna de las opciones, o bien prefieren continuar la búsqueda.
La presión familiar es aún tan fuerte en China, que incluso han surgido ferias alternativas, como el “Mercado Falso de Matrimonios”.
Acá, asisten gays y lesbianas que van por iniciativa propia para formar matrimonios por conveniencia, y así tener un hijo para satisfacer los deseos de sus padres.
Las mujeres que buscan maridos pobres
“Licenciado en ingeniería, 30 años, 1,72 cm de altura, simpático e interesado en relaciones serias”. Con frases así, impresas en cuartillas expuestas en parques, tratan de incitar los padres y madres el interés de otros progenitores.
Los mercadillos de solteros son un fenómeno muy común, y cada ciudad china posee al menos un parque donde ciertos días a ciertas horas se producen estos encuentros.
Casarse, requisito para tener hijos
Aquí, la pregunta empieza a ser inevitable: si en China encontrar pareja resulta tan difícil, ¿por qué tanta obsesión con casarse? ¿No debería haber mucha más gente satisfecha con su soltería?
Pues bien, más allá de que en sociedades tradicionales el matrimonio sigue siendo un vínculo social muy valioso, en China, si deseas tener hijos, casarse es casi obligatorio.
¿Cuál es el futuro del romance?
En resumen, además del desequilibrio entre el número de hombres y mujeres, los problemas para encontrar pareja en China son también de raíz económica y cultural.
Aunque el modelo tradicional de citas a ciegas y familias con capacidad de veto en el proceso de selección de pareja sigue siendo dominante, hoy en día en las grandes ciudades todo está cambiando.
La natalidad en China va cayendo, así como las tasas de matrimonios, e incluso aumenta el número de parejas urbanas de clase media que toma la audaz decisión de negarse a seguir la tradición de tener hijos.