El papa Francisco ha sorprendido al mundo con una declaración en la que se muestra abierto a que la Iglesia Católica pueda bendecir a las parejas del mismo sexo, siempre y cuando se haga con prudencia pastoral y no se confunda con el matrimonio. La respuesta del pontífice se produce ante la petición de cinco cardenales conservadores que le habían pedido que reafirmara la doctrina católica sobre estos temas, antes de un gran sínodo que se celebrará en el Vaticano esta semana.
En un documento publicado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, encabezado por el obispo argentino Víctor Fernández, el papa Francisco reconoce que solo la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta a engendrar hijos puede llamarse matrimonio y que la Iglesia debe evitar “cualquier tipo de rito o sacramento que pueda contradecir esta convicción”. Sin embargo, también afirma que “cuando se pide una bendición se está expresando un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor”.
Por ello, el papa Francisco pide “discernir adecuadamente si hay formas de bendición, solicitadas por una o por varias personas, que no transmitan una concepción equivocada del matrimonio”. Además, insiste en que “en el trato con las personas no hay que perder la caridad pastoral, que debe atravesar todas nuestras decisiones y actitudes” y que “no podemos constituirnos en jueces que solo niegan, rechazan y excluyen”.
La declaración del papa Francisco supone un gesto de apertura hacia las parejas homosexuales, que hasta ahora habían sido consideradas por la Iglesia como “objetivamente pecaminosas” y cuya dignidad había sido cuestionada por algunos sectores eclesiales. El pontífice argentino ya había mostrado su cercanía hacia las personas homosexuales en otras ocasiones, como cuando dijo en 2013: “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”.
La reacción de los cardenales conservadores ante la respuesta del papa Francisco aún no se ha hecho pública, pero se espera que sea crítica. Algunos de ellos ya habían expresado su desacuerdo con algunas de las reformas impulsadas por el pontífice, como la posibilidad de dar la comunión a los divorciados vueltos a casar o la apertura al diálogo con otras religiones. El sínodo que se celebrará esta semana en el Vaticano será una oportunidad para debatir sobre estos temas y otros relacionados con la familia, la sexualidad y la moral.
El papa Francisco ha demostrado una vez más su voluntad de renovar la Iglesia Católica y adaptarla a los tiempos actuales, sin renunciar a su identidad y a su misión. Su propuesta de bendecir a las parejas homosexuales es un signo de respeto, acogida y compasión hacia quienes sufren discriminación y marginación por su orientación sexual. También es una invitación a reflexionar sobre el sentido profundo del amor humano y sobre el papel de la Iglesia como madre y maestra.