Las nuevas tecnologías parecen avanzar a un ritmo mucho más rápido que el resto del planeta. Es así como a penas hace unos días hablábamos de las redes 5G y las dificultades que han surgido para su despliegue y hoy ya estamos inmersos en la nueva propuesta de 6G.
Con esto en mente, y teniendo en cuenta la transformación en conectividad que estas redes representarían, se ha entrado en una especie de ‘carrera’ entre los países desarrollados para establecer quién será el primero en lograr el hito.
Y aunque algunos territorios europeos han entrado a la dispuesta, Estados Unidos y China, siguen estando en la delantera, llevándose este último el primer lugar.
Incluso, parecería que tiene un interés especial en mantener su liderazgo ¿será por alguna razón en especial?
Lo que podemos ver en este momento es que, en lo que va corrido de este 2022, el gigante asiático ya ha hecho varias pruebas, batiendo récords en la velocidad de transmisión celular de datos.
De hecho, la prueba de principios de enero en Purple Mountain Laboratories (Quien cuenta con el respaldo del gobierno chino, la universidad Fudan de Shanghai y China Mobile, la compañía de telefonía más grande del planeta) consiguió una transmisión sostenida de 206.25 gigabits por segundo en tiempo real.
Esta velocidad es de 10 a 20 veces más rápida que las velocidades típicas del actual estándar 5G. Su objetivo es llegar a una velocidad de transmisión de 1.000 gigabits por segundo.
Aumento del poder comercial y político
La verdad es cuando nos preguntamos si había una razón especial detrás del afán tecnológico, la pregunta real debió haber sido, cuántas son las razones en lugar de existía alguna.
Por el momento, los hechos indican que toda esta expansión obedece a forma parte de un plan tecnológico estratégico de cinco años (el 14 de una larga serie) que ha catapultado a la tecnología celular china a la vanguardia de los estándares celulares.
En efecto, según el diario de Hong Kong South China Morning Post, las compañías chinas han registrado el 30% de las más de 38.000 patentes mundiales sobre la tecnología 6G, algo que las coloca en la primera posición.
De modo que, si las compañías chinas siguen avanzando a este ritmo, el resto de los países representados en los órganos de estándares internacionales pueden verse abocados a aceptar esta tecnología china por la fuerza de los hechos.
La verdadera amenaza
No obstante, esta ventaja parece ser poca en comparación con lo que puede llegar a representar realmente esta ‘superioridad’.
Esto debido a que los científicos chinos afirman haber desarrollado la última pieza necesaria para el despliegue de su arma imparable, el planeador hipersónico, capaz de bombardear nuclearmente cualquier objetivo sin posibilidad de defensa.
¿Y cómo actúan aquí las redes 6G? Pues que según estos expertos la clave para funcione realmente esta arma, radica en poder mantener comunicaciones con el aparato cuando esté envuelto en el plasma producido por su gran velocidad, lo cual era imposible hasta ahora. Sí, hasta el desarrollo de las redes 6G.
Esta nueva tecnología, además de permitir por fin la comunicación ininterrumpida entre el control de tierra y el vehículo, también permitiría que los sistemas de defensa chinos pudieran detectar y apuntar a un misil hipersónico atacante.
Aunque todavía no hay una forma física de interceptar estas armas, el avance les acerca a tener un sistema de defensa capaz de derribar una amenaza hipersónica externa.
Así las cosas, los científicos chinos aseguran haber usado tecnología 6G para conseguir la ‘penetración completa’ en el plasma que envuelve al arma mientras vuela a más de Mach 5 (más de 4.828 k/h).
Toda esta teoría, ha sido también conocida por las agencias de inteligencia occidentales, según las cuales, China probó con éxito su planeador supersónico en julio de 2021, que es capaz de maniobrar a cinco veces la velocidad del sonido, al mismo tiempo que lanza su propio misil hipersónico en pleno vuelo. Lo que fue calificado como inaudito e inexplicable.
De este modo, lo único que nos queda es esperar, mientras nos hacemos preguntas como: ¿Será que estamos ad-portas del armamento de la tercera guerra mundial? o ¿Es posible que las redes 6G represente una amenaza aún mayor?
