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Qué hace que los países con más riquezas naturales sean los más pobres

La "Enfermedad Holandesa”, explica que el rápido desarrollo de un sector de la economía, en particular, los recursos naturales, precipita un declive en otros sectores.

Investigadores, estudiosos, economistas, extranjeros y ciudadanos del común, caen sorprendidos ante la pobreza material de los pueblos que viven en territorios ricos en recursos naturales en Latinoamérica y otros países subdesarrollados del mundo.

Es que, si lo pensamos, la ecuación sería obvia, “los países con muchos recursos naturales estarían en una fuerte ventaja respecto a los países que tienen poco o no tienen ninguno, por ende, a mayores recursos, mayor capacidad del país para enriquecerse”. Pero la realidad es otra; parece que es mejor un país con pocos recursos naturales que uno con muchos recursos.

A este fenómeno se le conoce como la “Paradoja de la Abundancia” o la “Maldición de los recursos”.  Esto existe, principalmente entre algunas corrientes ambientalistas contemporáneas, una percepción muy arraigada de que las regiones o países ricos en recursos naturales “deben tener” poblaciones prósperas, sanas y felices. Pero no es tanto así.

“Paradoja de la Abundancia” o la “Maldición de los recursos”

Básicamente se refiere a la paradoja de que en muchos países con abundantes recursos naturales acaban teniendo un nivel de desarrollo inferiores a otros países que no cuentan con los mismos recursos.

De hecho, incluso a veces a pesar de tener abundantes recursos acaban siendo pobres. La maldición de los recursos (Resource Curse), fue un término acuñado por el economista Richard Auty en un libro en 1993.

Por ejemplo, los diez países con más reservas de petróleo son; Venezuela, Arabia Saudí, Canadá, Irán, Iraq, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Libia y Nigeria. En cambio, sólo Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Canadá aparecen entre los 30 países con mayor renta per cápita del mundo. De hecho, algunos lugares de la lista de los países con petróleo tienen serios problemas económicos. En cambio, otros países de esa lista, como Luxemburgo, Macao, Singapur, Irlanda, San Marino, Suiza, Austria, Taiwán, Dinamarca, Bélgica o Japón son países que no destacan para absolutamente nada por sus recursos naturales. ¿Cuál es el motivo?

Se han estudiado muchos aspectos por lo que esto puede suceder. Por ejemplo, se habla de una consecuencia llamada la “Enfermedad Holandesa”, la cual es un fenómeno económico en el que el rápido desarrollo de un sector de la economía (en particular, los recursos naturales) precipita un declive en otros sectores. De igual forma, suele caracterizarse por una apreciación sustancial de la moneda nacional.

La enfermedad holandesa es una situación paradójica en la que las buenas noticias para un sector de la economía, como el descubrimiento de recursos naturales, tienen un impacto negativo en la economía general del país. En pocas palabras, el territorio propietario de dichos recursos naturales, se vuelve dependiente a estos y termina por golpear sus otras formas de circulación económica.

Violencia y corrupción

También es cierto que se ha demostrado que los recursos naturales incrementan el riesgo de conflictos violentos, de las posibilidades de guerra civil y la corrupción. La presencia de los recursos naturales permite financiar los mismos, así como la corrupción que muchas veces generan los recursos al momento de la distribución y utilización de las regalías dejadas por su explotación.

Hay excepciones

Por supuesto existen excepciones a esta situación de países que no tienen (o no parecen tener de momento) problemas a pesar de sus abundantes recursos naturales. Por ejemplo, en la lista anterior de países ricos destacaba Qatar, que, aunque no tiene abundantes reservas de petróleo, si las tiene de gas Natural. También están Brunei, Kuwait o Noruega, este último siempre se ha considerado un ejemplo de cómo gestionar los ingresos procedentes del petróleo.

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Así que, claramente parece que los recursos naturales no son absolutamente determinantes para el desarrollo de los países. De hecho, parece que hasta podrían ser contraproducentes para el desarrollo de los mismos si no hay una gestión excepcional de los mismos.

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