Estados Unidos es uno de los países desarrollados más ricos del mundo, sin embargo, es uno de los pocos con cobertura sanitaria universal.
Su modelo sanitario es el libre mercado donde la sanidad está gestionada por empresas privadas y compañías de seguros.
Actualmente 45 millones de personas carecen de alguna prestación sanitaria.
Varias investigaciones y análisis sobre el sistema de salud de este país muestra entre ellas que la cobertura sanitaria universal está aún muy lejos de conseguirse.
La falta de una red de atención pública junto a todas las organizaciones privadas que deben gestionar el dinero hace que no llegue realmente a los más pobres.
Su sistema está orientado hacia la innovación mundial en investigación dejando a un lado la atención comunitaria.
La misma legislación según varios expertos “no está protegida por la propia Constitución Norteamericana”.
De hecho, ni en la Carta de los Derechos de los Estados Unidos de 1787 ni en el resto de artículos o enmiendas se habla sobre la salud de la población.
El sistema sanitario norteamericano está regido por una compleja estructura de pago público – privada donde el sector privado domina todos los mecanismos de reembolso público.
Esto se puede resumir en la interacción entre 4 infraestructuras principales: gobierno, seguros privados, proveedores y reguladores.
Siempre tema polémico
El sistema de salud en Estados Unidos es uno de los temas más controversiales en la política hoy en día.
El debate es intenso en temas de calidad y futuras políticas de mejoramiento. Más allá de un debate político, es un debate social.
En un extremo hay gente que piensa que el sistema de salud estadounidense es uno de los mejores en el mundo.
Calificando la calidad del servicio, la tecnología y las facilidades médicas.
Junto con la libertad de escoger cuánto y cuál servicio recibir como las razones por las que el país es pionero en medicina.
En el otro extremo, sin embargo, estamos quienes consideramos a este sistema un sistema fragmentado e ineficiente.
Para entender de donde proviene el debate se necesita entender de manera general la estructura del sistema de salud en el país.
Los que no tienen seguro
La cobertura de seguro médico privada continúa siendo más prevalente que la cobertura pública, un 66.5 % y un 34.8 %, respectivamente.
Algunas personas pueden tener más de un tipo de cobertura durante el año calendario.
De los subtipos de seguro médico, el seguro proporcionado por el empleador fue el subtipo más común de seguro médico, correspondiente a la cobertura del 54.4 % de la población durante todo o parte del año calendario.
Estas conclusiones aparecen en dos informes de la Oficina del Censo: Ingresos y pobreza en los Estados Unidos durante el 2020 y Cobertura de seguro de salud en los Estados Unidos durante el 2020.
Medicaid
Es un programa designado para las familias de bajos recursos económicos. Están protegidos bajo ley federal, las mujeres embarazadas, niños, adultos mayores, personas con discapacidad y padres de familia que califican bajo los estándares de pobreza del país.
Este programa es administrado por los distintos estados, o sea que hay 51 programas diferentes de Medicaid.
S-CHIP es un programa público que ofrece ayuda financiera para aquellas familias que ganan más del límite para calificar a la ayuda de Medicare pero no lo suficiente para obtener un seguro médico privado.
Veteran´s Administration es un programa administrado por el gobierno federal que ofrece beneficios médicos a los veteranos del ejército.
A pesar de los beneficios de estos programas de seguridad pública (y del bajo costo administrativo de los mismos) hay muchos aspectos que todavía son problemáticos.
Por ejemplo, Medicare no cubre medicina preventiva, o servicios como dentistas u oculistas.
Medicaid está expuesto al rechazo por parte de los proveedores de los servicios de salud, puesto que su tasa de reembolso es muy baja. De la misma manera el programa S-CHIP.
El sector privado
En el sector privado hay dos formas de obtener un seguro médico. La primera es por medio de su empleador, esta es la forma más común en los Estados Unidos.
La segunda es en el mercado de una manera individual, el gran problema con esta última opción es que las aseguradoras tenían la posibilidad de negar la cobertura basándose en la salud general y condiciones preexistentes de los asegurados.
Esta última característica cambió desde que se firmó el ACA o “Obamacare.” Los beneficios que los asegurados reciben varían de gran manera en el sector privado además que el financiamiento difiere de empresa a empresa.
Pero, ¿cómo y quién paga para que el sistema siga a flote? De la manera más simple se puede decir que el dinero que entra al sistema es el pago por el servicio y el dinero que sale está representado por los reembolsos que las personas aseguradas reciben.
¿Por qué tanta resistencia?
Los analistas extranjeros podrían preguntarse por qué, si varios presidentes de EEUU habían respaldado los planes universales de atención médica, la idea nunca se realizó.
La respuesta tiene dos componentes principales.
El primero son los intensos esfuerzos de cabildeo llevados a cabo durante décadas por la comunidad médica de EEUU desde el momento en el que Franklin Delano Roosevelt presentó sus propuestas de atención médica.
La principal organización de médicos de EEUU, la American Medical Association (AMA), lanzó un vigoroso esfuerzo para oponerse al plan de Roosevelt y mantener la autonomía de los médicos del sector público.
AMA
La cruzada de la AMA no habría tenido tanto éxito si el otro factor importante, los ideales culturales estadounidenses, no reforzaran los objetivos de la AMA.
En esencia, los estadounidenses valoran el individualismo en formas que la mayoría de las otras sociedades no.
Junto con ese individualismo extremo, surgen ciertas expectativas, como la autosuficiencia, no tomar caridad de otros y una aversión al gobierno, que han sido virtudes que la mayoría de los estadounidenses ven como altamente deseables y tradicionales.
Un resultado principal de esos valores es que las reformas etiquetadas como “socialismo” tienen gran dificultad para ganar popularidad en la sociedad estadounidense.