Sentir que somos aceptados, dignos de confianza, cercanos a quienes queremos, en otras palabras, generar una conexión profunda con los demás, puede que no sea sencillo para todos.
Si por algún tiempo no has logrado tener una comunicación fluida e intensa y por el contrario percibes que quienes dialogan contigo se aburren y no responden como esperas, entonces este artículo es para ti.
En Q’ Pasa te contamos 5 sencillos hábitos descritos por expertos, que puedes usar en tus conversaciones para conectar mejor con los demás.
1.Practica la empatía
Y no de forma ficticia, sino de verdad, verdad. Pues esta palabra se ha convertido en una de las favoritas de todos, es común escuchar cómo nos dicen todo el tiempo ¡debes ser empático! Pero ¿Cómo puedes aplicar realmente la empatía en tus conversaciones?
Lo primero es dejar el egocentrismo de lado, poner de lado el pensamiento de que todas las personas tienes nuestras opiniones, o tienen los mismos conocimientos que nosotros y por eso hacemos de nuestras charlas un monólogo sin nadie que lo siga.
En contraposición, se hace importante identificar realmente las perspectivas de las personas con las que compartimos, sin dar por sentado que, si a nosotros nos interesa, o si nos parece relevante un tema, también lo será para los demás.
2.Utilizar las preguntas como método infalible para conversar
La única forma que tenemos para acercarnos y profundizar sobre los demás, es haciendo uso de las preguntas.
No sólo generan simpatía en nuestro interlocutor, sino que son una muestra fehaciente de que nos interesa conocer un poco más a quien tenemos a nuestro lado, pues, aunque nos guste hablar de nosotros mismos, es mejor dar espacio al otro.
Para muchos, puede resultar un tanto complejo formular las preguntas, por eso puedes tener un backup con algunas de ellas, que te ayuden a iniciar, el resto, con seguridad se darán solas.
3.Procura proponer temas comunes
En ocasiones es común pensar que mientras tan excéntrico y diferente sea un tema de conversación, más interesante resultará para nuestros oyentes.
Sin embargo, Según una investigación de Gus Cooney, psicólogo social de la Universidad de Pensilvania, EE.UU., sufrimos una “penalización de la novedad” cuando hablamos de algo nuevo, en comparación con un tema que ya es familiar para el interlocutor.
Si hablamos de un tema poco usual, la mayoría de las personas se sentirá excluida y perderá total interés en mantener una conversación con nosotros.
Por el contrario, podrías darle a esos temas diferentes un enfoque más descriptivo y ajustado a al realidad de la otra persona.
4.No tengas miedo de profundizar
Hablar de hechos es bastante sencillo, cómo está el clima hoy, el último sencillo de tu artista favorito o el resultado del partido de la selección. Donde se pone complejo el asunto es en las emociones, y allí es dónde debemos apuntar si lo que queremos es ahondar en el otro.
A veces no parecería, pero muchos nos sentimos de la misma manera sobre algunas circunstancias, como el futuro, a vida, una pérdida o una alegría, el hecho es permitir que nuestros sentimientos afloren, será la mejor manera para que también se abran los demás.
Nicholas Epley, profesor de Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Chicago dice: “En estas conversaciones profundas, tienes acceso a la mente de otra persona y puedes reconocer que la otra persona realmente se preocupa por ti”. Eso puede generar un intercambio de palabras conmovedor, incluso aunque nunca vuelvas a encontrarte con esa persona”.
5. Honestidad ¡sí! Pero con tacto
Muchas veces pensamos que ser completamente honestos nos traerá muchos problemas, no es fácil decirle a los demás lo que en ocasiones no quieren escuchar.
Aún así, resulta más productivo para concertar con los demás ser sinceros, pero con tacto. No se trata de ser “brutalmente honestos” ni “políticamente correctos” Si no de mostrarnos como somos con gustos y disgustos, pero, validando los sentimientos de los demás.
Es más sencillo y cómodo mantener una relación profunda con quien puedes aclarar puntos que no son de tu agrada para no repetir experiencias desagradables.