Geoffrey Holt, era popularmente conocido por ser un humilde jardinero y vigilante de casas de un pueblo llamado Hinsdale (Nueva Hampshire) en Estados Unidos. asombró a todos con su fallecimiento al conocerse que era millonario.
Los habitantes del pueblo siempre vieron a Holt con ropa en muy mal estado, montado en una cortadora césped, leyendo el periódico o viendo pasar el tráfico sentado en la calle.
Escasa vez salía del pueblo, enseñó educación vial a estudiantes de secundaria, había dejado de manejar su automóvil por una bicicleta y finalmente por la cortadora de césped.
Vivía en una casa rodante en la que prácticamente estaba vacía, no tenía muebles, ni televisión, ni computadora, ni ningún tipo de lujos.
La herencia de Holt
Holt, de 82 años falleció en junio de este año con un gran secreto: era multimillonario y dejó toda su fortuna como regalo a esta comunidad de 4,200 personas.
Su testamento tenía indicaciones breves y sencillas, los 3.8 millones eran para al pueblo de Hinsdale con el fin de beneficiar a la comunidad en las áreas de educación, salud, recreación y cultura.
“No creo que nadie tuviera idea del éxito que tenía”, comentó Steve Diorio, presidente del consejo de selección de la ciudad, quien en ocasiones saludaba a Holt cuando iba en su vehículo.
“Sé que no tenía mucha familia, pero aun así, colocarla en manos de la ciudad donde vivía, es sin duda un enorme regalo” añadió.
En qué invertirán el dinero
Hasta el momento desde que se les comunicó a los funcionarios locales en el mes de septiembre sobre la herencia, no se han realizado de reuniones de manera formal para debatir ideas sobre el uso que se le dará al dinero.
Sin embargo, varios habitantes han propuesto reparar el reloj del ayuntamiento, restaurar edificios, quizás invertir en la compra de una nueva máquina de conteo de votos en honor a Holt o tal vez crear un curso en línea sobre educación vial.
Las organizaciones y empresas podrían solicitar donativos mediante un fideicomiso por medio de la New Hampshire Charitable Foundation, obteniendo en intereses aproximadamente unos 150.000 dólares anuales.
Hinsdale “manejará el dinero restante de forma muy mesurada como lo hizo el señor Holt”, manifestó Kathryn Lynch, administradora de la ciudad.
Quién es el albacea
Smith, un exlegislador estatal y mejor amigo de Holt, se convirtió en albacea del patrimonio que dejó su gran amigo, y se enteró de su riqueza en los últimos años.
Sabía que su amigo Holt, tenía varios intereses, como tener una colección de cientos de modelos de carros y trenes que llenaban sus habitaciones, cubrían el sofá y se expandían hasta formar una cochera.
También, llegó a coleccionar libros de historia, con Henry Ford y la Segunda Guerra Mundial eran sus temas favoritos. Además, Holt tenía una gran colección de discos, incluidos Handel y Mozart.
Smith sabía que Holt, anteriormente había laborado como gerente de producción en un molino de granos, pero cerró y decidió invertir su dinero, cada vez que encontraba un lugar tranquilo cerca de un arroyo se sentaba a estudiar publicaciones financieras.
Holt le llegó a confesar a Smith que sus inversiones iban mejor de lo que esperaba y que no sabía qué hacer con el dinero y fue ahí cuando Smith le sugirió que pensara la ciudad. “Me quedé estupefacto cuando me enteré de que todo iba a la ciudad”, dijo.
Familiares de Holt
Alison Holt de 81 años, hermana de Holt, vive en Laguna Woods, California, expresó, que tenía conocimiento que su hermano invertía y recordó que para su padre era muy importante no malgastar dinero e invertir.
“Geoffrey tenía discapacidad de aprendizaje, sufría de dislexia, era muy inteligente para ciertos temas, pero cuando se trataba de escribir y de ortografía era una causa perdida” manifestó Alison.
Ella y su hermano crecieron en Springfield, Massachusetts, mientras que su padre, Lee Holt, era profesor y enseñaba inglés y literatura mundial en el American International College.
Su madre, Margaret Holt, era una artista con creencias bajo la Sociedad Cuáquera de Amigos.
Ambos padres eran activistas de la paz y finalmente se mudaron a Amherst e hicieron parte de una vigilia semanal en la ciudad que debatía situaciones locales y globales de paz y justicia.