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El conde de Bardoc habría sido el primer vampiro de México

El mito sobre este supuesto vampiro, dice que pronto volvería luego de que un árbol que rodea su tumba se seque y muera.

Existe una leyenda que cuenta que en el panteón de Belén de Guadalajara, en México, está sepultado el primer vampiro del que se tiene registro en este país latinoamericano. 

Sus moradores aseguran que hay un árbol en ese lugar que al parecer tendería “cargado la maldad” de un hombre que se hacía llamar ‘El conde de Bardoc’, que tenía un comportamiento bastante extraño y que nunca salía de su casa durante el día.  

Según lo que ha trascendido oralmente, es que, desde finales del siglo XVIII, el adinerado personaje habría llegado de Europa para vivir en Jalisco. 

“Con la llegada de este personaje en la ciudad comienzan a desaparecer niños, adolescentes, adultos, que aparecían prácticamente secos, como momias, pero con dos incisiones muy profundas en su cuello”, detalló un guía de turistas a medios extranjeros. 

Por todo lo anterior, la gente habría comenzado a sospechar que los crímenes de la ciudad eran obra de un vampiro y una noche salieron a buscarlo y, se dice, hallaron al conde atacando a una de sus víctimas. Sin que esto haya podido ser certificado por una autoridad oficial. 

Lo que dice la leyenda 

Según el legendario mito, al supuesto vampiro, lo capturaron y le clavaron una enorme y filosa estaca.

Después lo sepultaron en el mencionado panteón y el cuchillo habría tocado la tierra, lo que hizo que creciera un extraño árbol, que con el tiempo partió la tumba y envolvió el cuerpo. 

Algunas personas dicen que el árbol lleva entre sus ramas la sangre del monstruo atrapado en sus raíces.  

El emblemático panteón, inaugurado en 1848 y cerrado en 1896, es desde hace poco más de una década un atractivo museo. 

La terrorífica leyenda dice que cuando el árbol se seque o se caiga, el vampiro volverá para aterrorizar a la gente. 

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La historia de los vampiros  

Las criaturas con características vampíricas han aparecido al menos desde la antigua Grecia, donde se contaban historias de criaturas que atacaban a las personas mientras dormían y drenaban sus fluidos corporales.  

Los cuentos de cadáveres andantes que bebían la sangre de los vivos y propagaban la peste florecieron en la Europa medieval en tiempos de enfermedad, y las personas que carecían de una comprensión moderna de las enfermedades infecciosas llegaron a creer que quienes se convertían en vampiros atacaban primero a sus propias familias.  

Las investigaciones de los siglos XX y XXI han postulado que las características asociadas con los vampiros se pueden remontar a ciertas enfermedades. 

Entre ellas como la porfiria, que hace que uno sea sensible a la luz del sol; la tuberculosis, que causa emaciación; la pelagra, una enfermedad que adelgaza la piel; y la rabia, que causa mordeduras y sensibilidades generales que podrían llevar a repulsión por la luz o el ajo. 

Los mitos sobre vampiros eran especialmente populares en Europa del Este, y la palabra vampiro probablemente proviene de esa región.  

Así se ha alimentado el mito

En muchas culturas de Europa se practicaba la desenterración de los cuerpos de los sospechosos de ser vampiros, y se cree que las características naturales de la descomposición (como la retracción de las encías y la aparición de pelo y uñas en crecimiento) reforzaban la creencia de que los cadáveres continuaban de alguna manera su vida después de la muerte.  

También es posible que contribuyera a esta creencia el pronunciamiento de la muerte para las personas que no estaban muertas.  

Debido a las limitaciones del diagnóstico médico en esa época, se creía que las personas que estaban muy enfermas, o a veces incluso muy borrachas, y en coma o en estado de shock estaban muertas y luego se recuperaban “milagrosamente”, a veces demasiado tarde para evitar su entierro.  

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La creencia en los vampiros dio lugar a rituales como clavar una estaca en el corazón de los cadáveres antes de enterrarlos.  

En algunas culturas, los muertos eran enterrados boca abajo para evitar que encontraran la manera de salir de sus tumbas. 

La fama de los vampiros  

Drácula es posiblemente la obra de ficción vampírica más importante. La historia del El conde de Transilvania, que utiliza habilidades sobrenaturales, incluido el control mental y el cambio de forma, para atacar a víctimas inocentes, inspiró innumerables obras posteriores. 

Muchas características populares de los vampiros, como los métodos de supervivencia y destrucción, los vampiros como aristocracia e incluso el hecho de que los vampiros son de origen europeo del este, se solidificaron en esta novela popular y, especialmente, a través de su publicación en 1931. 

Algunos piensan que la novela en sí se inspiró en parte en los actos crueles del príncipe del siglo XV.Vlad III Drácula de Transilvania, también conocido como “el Empalador”, y la condesa Elizabeth Báthory. 

De estos se cree que asesinó a docenas de mujeres jóvenes durante los siglos XVI y XVII para bañarse o posiblemente beber su sangre y así preservar su propia vitalidad. 

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