Las historias de terror suelen ser parte del patrimonio oral de cada pueblo, ciudad y país en el mundo.
Entre esas miles de historias que conocemos, se encuentra una que muchos creían ficticia, pero que resultó ser un hecho basado en la vida real.
Para contarla, debemos trasladarnos hasta la ciudad de Pensilvania, en los Estados Unidos, donde muchos cuentan en el voz a voz que existió un hombre al que la vida no le supo dar suerte y, desde muy niño, tuvo que habitar por las calles como un “monstruo”, sin rostro.
Y es que esta persona, desde muy niño, tuvo un accidente que lo dejó prácticamente sin rostro alguno después de un trágico suceso en la población mencionada.
La historia
Raymond Robinson tuvo un cambio en su vida a los 9 años de edad el 18 de junio de 1919, según contaron en su momento los medios locales y que aún así reseñan.
Para ese día, Robinson y sus amigos jugaban en un parque cerca de sus casas, donde solían siempre compartir juntos por largas jornadas como unos niños que disfrutaban de la tranquilidad del espacio en el que vivían.
Pero fue esa misma inocencia de niños la que no les permitió medir el peligro en un puente que tenía altos voltajes de electricidad, y fue en ese lugar donde Raymond sufrió una fuerte descarga mientras intentaba subir a un poste y tocó un cable.
Sus heridas fueron de suma gravedad, al punto que los médicos no hallaban la manera de salvarle la vida.
Sin embargo, Dios fue grande y logró sobrevivir a todas las intervenciones quirúrgicas de los profesionales de la salud, aunque no volvió a ser el mismo desde que salió del hospital, ya que su rostro quedó destrozado por completo.
“Sin ojos, nariz, ni brazo derecho, Raymond tuvo que comenzar una nueva vida en la que no siempre fue aceptado como un ser humano normal”, se lee en las notas de los periódicos de Pensilvania.
Su nuevo comienzo
A pesar de que los primeros días fueron difíciles, el niño empezó a sobrellevar la situación y los momentos incómodos que debía pasar siempre que estaba en público para tratar de llevar una vida común y corriente.
Aunque a veces prefería usar una prótesis de nariz y anteojos oscuros para que la gente no se quedara observándolo, su familia siempre lo llenó de mucho amor, por lo que dejó de usar objetos en su rostro y comenzó a mostrarse tal como era.
Robinson empezó a sentir pasión por la radio y por realizar extensas caminatas en las noches para distraerse de la multitud.
Lo veían raro
Lo que cuentan testigos y amigos de Raymond Robinson es que mucha gente se le acercaba para preguntarle qué le había pasado y, si este notaba morbo en la consulta de las personas, les mentía con una historia de terror, como diciendo que estaba hechizado y cosas así.
Después de que el tiempo y la edad comenzaron a pasar en su vida, Robinson se mudó a Friendship Ridge, donde pasó su adultez y vejez al lado de su familia.
Pero fue entonces cuando empezó a nacer una historia de terror, porque Raymond caminaba de noche y solían verlo con el ‘Hombre Verde’ por las cicatrices de las quemaduras que llevaron a llamarlo también ‘Charlie Sin Rostro’.
Y fue así como muchas personas le tomaron miedo y empezaron a hacer famosa esa leyenda que en realidad era una persona común y corriente caminando por su vecindario durante la noche.
Existen versiones de aquellos que afirman que el ‘Hombre Verde’ solo aparece en las noches de Halloween, en busca de víctimas.
También están los que dicen ver el “fantasma” de Robinson marchando lentamente entre neblinas, pero siempre, según su familia, se trató del mismo Raymond.
Robinson falleció el 11 de junio de 1985 y, desde entonces, ha habido personas que aseguran verlo todas las noches deambulando por las solitarias calles de Pensilvania.