El 1 de junio de 2019, Nayib Bukele, asumió su cargo como presidente de El Salvador y había gran expectativa por saber cuáles serían las bases de su gobierno.
Y no era para menos: su histórico triunfo en las elecciones cuatro meses antes había conseguido romper con el tradicional bipartidismo existente en el país desde el fin de la guerra civil.
Y lo consiguió él, un joven empresario millenial que se perfilaba como símbolo de la renovación política y le prometía un giro radical en la gestión del país a una población hastiada por la pobreza y la violencia.
Lo cierto, es que casi cuatro años después, sigue disfrutando del rotundo y mayoritario apoyo de la población salvadoreña según las encuestas.
Bukele también enfrenta duras críticas por algunas de sus decisiones, especialmente desde organismos internacionales y de derechos humanos.
Sus enfrentamientos públicos con el Congreso y la Corte Suprema y sus drásticas medidas durante la pandemia de coronavirus han llevado a algunos a acusarlo de autoritarismo y de querer acumular demasiado poder.
Logros de su primer año de gobierno
Sobre los primeros 12 meses de mandato, todos los expertos consultados por la BBC Mundo, coinciden al destacar la drástica reducción de muertes violentas como el principal hito.
Según datos oficiales, Bukele en ese entonce cerró su primer año de gobierno con 4,1 homicidios diarios, muy por debajo del promedio de 12,6 que su antecesor Salvador Sánchez Cerén.
Para ese momento en el ámbito económico, El Salvador registró un crecimiento del PIB del 2,38%. Según datos del Banco Central de Reserva, se debió al crecimiento de sectores como la construcción y la electricidad.
Bukele apostó por ejemplo por acercarse más a China, país con el que El Salvador estableció relaciones diplomáticas en 2018, y con el que anunció un acuerdo para recibir millones en proyectos de cooperación del gigante asiático.
Para entender el éxito de Bukele
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, es hoy el líder político más popular del continente. Su aprobación llega al 90 %, según Gallup, y los expertos lo catalogan como una figura de talla mundial.
Tiene apenas 41 años y lo que ha hecho en su país es considerado casi milagroso. Llegó al poder el primero de junio de 2019.
Ese mismo año anunció su llamado Plan de Control Territorial, puso en marcha un bloqueo de señal de celulares en los penales y declaró la emergencia carcelaria.
En una segunda fase, reforzó el pie de fuerza militar y el 2 de septiembre de ese año se registró el primer día sin homicidios en la historia de ese pequeño país.
A partir de ese momento, empezaron a llegar las buenas noticias. Un mes después, Estados Unidos revocó la alerta de viaje a sus ciudadanos a El Salvador por la caída de la inseguridad.
La estrategia de Bukele se siguió fortaleciendo con un jugoso aumento salarial a guardianes, policías y soldados, y continuó con nuevas incorporaciones.
Hacia agosto de 2021, Bukele promovió una reforma para que jueces, fiscales y policías pudieran jubilarse a los 60 años. El Salvador cerró 2021 con el año más seguro en toda su historia.
Entre el 25 y el 27 de marzo de 2022, el país se vio sacudido por una ola de 87 homicidios. En ese momento, el presidente les declaró la guerra a las pandillas.
Por lo anterior, Bukele decretó el estado de excepción, reformó el Código Penal en la Asamblea donde se prohibió la simbología relacionada con las pandillas, y aprobó el uso de los bienes incautados a las mismas.
“Salvó a la gente”
La receta de Bukele ha sido sencilla: firmeza y negociación cero. Él mismo se definió hace unos meses, en tono irónico, como “el dictador más cool del mundo mundial”.
Bukele recorrió la imponente cárcel desde la cual los villanos de los salvadoreños han sido expuestos al mundo semidesnudos y amarrados de pies y manos.
Las imágenes son impresionantes. Centenares de hombres, uno tras otro, totalmente sometidos, en una cárcel organizada e impecable.
Se sabe que las condiciones son extremas; las celdas de castigo, miedosas y las posibilidades de escapar, nulas.
La prisión cuenta con muros de concreto de 11 metros de altura y dos de profundidad. En celdas de 100 metros duermen 80 pandilleros, con apenas dos sanitarios.
No hay privacidad de ningún tipo y tampoco visitas, ni siquiera las conyugales. Las familias de los reos, además, pagan por las comidas que les dan en prisión.
Su ascenso mediático
El presidente Bukele es un adicto al celular, como muchos de su edad. Llegó a la presidencia a los 37 años, como el más joven de América Latina en el cargo.
Cuentan que ni siquiera en las más importantes reuniones se despega de la pantalla, dijo la Revista Semana en una extensa nota periodística.
Twitter es su principal arma política. Es verdaderamente lo que llaman un outsider y este estilo se evidencia en todos los frentes.
En la economía, por ejemplo, dice que no cree en el PIB ni en los estándares que impone el Banco Mundial o el FMI, pues lo que verdaderamente vale es estar seguro en las calles y tener empleo.
Quizás por esa razón es el mayor creyente de las criptomonedas y considera que comprar millones con fondos públicos, al final, garantizará la independencia financiera de su país.
Bukele es hijo de un empresario que fue muy conocido y querido en el país, Armando Bukele Kattán, y de Olga Ortez.
El primer mandatario ha contado que se siente orgulloso de su pasado árabe, que sus abuelos paternos emigraron de Palestina hace 90 años y se conocieron y se casaron en El Salvador.
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