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¿Haití necesita una intervención extranjera? Un país secuestrado por  miles de pandillas

Estas bandas controlan, y aterrorizan al menos el 60% de la capital y las áreas circundantes, según colectivos haitianos de Derechos Humanos. Su influencia se siente en todos los rincones de Puerto Príncipe.

En Puerto Príncipe no puedes ver las fronteras, pero tienes que saber en dónde están porque tu vida puede depender de ello, se lee en un informe de la BBC.

A la capital haitiana se la están repartiendo entre pandillas rivales que secuestran, violan y matan.

Según la BBC, el territorio se demarca con sangre. Si cruzas del lado de una pandilla al de la otra, es posible que no puedas regresar.

Quienes viven allí llevan un mapa mental que divide esta ciudad en zonas verdes, amarillas y rojas.

Explican que, “el verde significa libre de pandillas, el amarillo puede ser seguro hoy y mortal mañana, mientras el rojo es zona prohibida”.

El área verde se está reduciendo a medida que las bandas fuertemente armadas aumentan su poder.

Estos grupos controlan, y aterrorizan, al menos el 60% de la capital y las áreas circundantes, según colectivos haitianos de Derechos Humanos. Su influencia se siente en todos los rincones de la ciudad.

Imagen tomada/ BBC Mundo

Crece la preocupación

No hay jefe de gobierno (el último presidente fue asesinado en el cargo), no hay parlamento en funcionamiento (las pandillas controlan el área a su alrededor) y el primer ministro respaldado por Estados Unidos, Ariel Henry, no fue elegido y es profundamente impopular.

En efecto, el Estado ha desaparecido en combate mientras el pueblo sufre una crisis inminente.

Casi la mitad de la población, 4,7 millones de haitianos, se enfrentan al hambre aguda. En la capital, unas 20.000 personas viven en condiciones de hambruna.

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Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esto es una prioridad para las Américas y el cólera está resurgiendo en este país.

Pero la mayor plaga son las bandas armadas, ellas determinan los horarios.

La hora punta de la mañana, entre las 6 y las 9, es también la hora punta para los secuestros. Muchos son arrebatados de las calles camino al trabajo. Otros están destinados a la hora pico de la tarde, de 3 a 6.

El secuestro es una industria en crecimiento. Hubo 1.107 casos reportados entre enero y octubre de este año, según la ONU. Para algunas pandillas es una importante fuente de ingresos.

Los rescates pueden ir desde US$ 200 hasta US$ 1 millón. La mayoría de las víctimas regresan con vida si se paga el rescate, pero las hacen sufrir.

Ni siquiera el último presidente estaba seguro

Jovenel Moïse, fue asesinado a tiros por hombres armados en julio de 2021. La policía culpó a mercenarios colombianos, de los cuales unos 20 fueron arrestados.

Pero más de un año después nadie ha sido juzgado por apretar el gatillo u ordenar el asesinato del mandatario de los haitianos

El asesinato del presidente creó un vacío que las pandillas han estado compitiendo por llenar, con la ayuda de sus amigos.

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Los expertos aseguran que detrás de los grupos armados hay figuras políticas corruptas, tanto en el poder como en la oposición. Suministran a las bandas armas, financiación o protección política.

Así las cosas, las pandillas hacen el trabajo sucio, generando miedo, apoyo o inestabilidad, según requiera su socio.

¿Necesitan una intervención militar?

En la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 24 de septiembre de 2022, el ministro de Asuntos Exteriores de Haití, Jean Victor Geneus, admitió que su país enfrenta una grave crisis.

Según dijo, “solo puede resolverse con el apoyo efectivo de nuestros socios”.

Para muchos observadores cercanos de la situación que se desarrolla en Haití, la frase “apoyo efectivo” sonó como si Geneus estuviera señalando que otra intervención militar de las potencias occidentales era inminente.

De hecho, dos días antes de los comentarios de Geneus, The Washington Post publicó una editorial sobre la situación en Haití en la que pedía “una acción contundente por parte de actores externos”.

El 15 de octubre, Estados Unidos y Canadá emitieron un comunicado conjunto en el que anunciaban el envío de aviones militares a Haití para entregar armas a los servicios de seguridad haitianos.

Ese mismo día, Estados Unidos presentó un proyecto de resolución al Consejo de Seguridad de la ONU en el que pedía el “despliegue inmediato de una fuerza multinacional de acción rápida” en Haití.

Desde que la revolución haitiana consiguió la independencia de Francia en 1804, Haití se ha enfrentado a sucesivas oleadas de invasiones.

Esto nos lleva a recordar una ocupación estadounidense de dos décadas, de 1915 a 1934, una dictadura respaldada por Estados Unidos de 1957 a 1986.

Asimismo, dos golpes de Estado respaldados por Occidente contra el expresidente progresista Jean-Bertrand Aristide en 1991 y 2004, y una intervención militar de la ONU de 2004 a 2017.

Canadá ya se hizo sentir

Canadá impuso una ronda de sanciones contra tres miembros de «la élite económica de Haití», a los que acusó de proporcionar apoyo financiero y logístico a bandas armadas de delincuentes que operan en el país.

Los tres sancionados por Canadá son Gilbert Bigio, Reynold Deeb y Sherif Abdallah.

La medida impide que individuos o entidades canadienses les proporcionen servicios a la vez que congelan sus activos en el país norteamericano.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá señaló que los tres sancionados «están utilizando su estatus de la élite económica de Haití para permitir actividades ilegales».

Canadá destacó que esas bandas armadas están «aterrorizando» a las personas más vulnerables de Haití «con impunidad», provocando una grave crisis humanitaria y cometiendo «actos incalificables».

  • Imagen de portada tomada/ Infobae.com
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