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Se agudiza la guerra de chips entre Estados Unidos y China

La guerra de los chips supondrá un cambio en la cadena de abastecimiento con efectos económicos considerables en Estados Unidos y China.

La guerra de los chips entre China y Estados Unidos se agudiza. A las denuncias presentadas por Pekín ante la Organización Mundial del Comercio para intentar anular los controles a la exportación impuestos por Washington.

La potencia asiática prepara un torrente de dinero para impulsar el sector de semiconductores.

China prepara un paquete de más de 1 billón de yuanes (136.000 millones de dólares) para su industria, según tres fuentes citadas por Reuters.

Con esa inyección, el Ejecutivo quiere avanzar en la autosuficiencia en chips y contrarrestar las medidas de EE UU destinadas a frenar sus avances tecnológicos.

China lidera la producción de semiconductores del mundo, si bien necesita comprar fuera los chips más avanzados. Otras potencias como Taiwán y Corea del Sur van ganando cuota.

De hecho, la empresa taiwanesa TSMC es es el mayor fabricante de chips del planeta, muy por encima de sus rivales.

Los beneficiarios de las ayudas fiscales serán tanto empresas chinas, tanto estatales como privadas, como Naura Technology, Advanced Micro-Fabrication Equipment China y Kingsemi.

La guerra de los semiconductores

Las tensiones China-EE UU-Taiwán han llevado a los grandes bancos internacionales a ajustar los riesgos de sus negocios en China.

Las empresas chinas no pueden financiarse en el mercado estadounidense sin dar a conocer antes su estructura legal y financiera, y explicar de manera transparente los riesgos para los inversores.

Pero los principales campos de batalla de la guerra económica entre China y Estados Unidos están en el comercio y, sobre todo, en la industria tecnológica.

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La guerra de los chips supondrá un cambio en la cadena de abastecimiento con efectos económicos considerables.

Hasta ahora, era común que las empresas tecnológicas estadounidenses diseñaran sus chips en el país, pero llevaran fuera su producción.

El gobierno de Biden aprobó la CHIPS Act, que limita las exportaciones de semiconductores e incrementa las ayudas hacia la industria doméstica de semiconductores.

Antes, en 2019, la administración de Trump anunció que Huawei suponía “una amenaza para la seguridad nacional de los americanos”.

Taiwán y China, líderes del mercado

Taiwán y China acaparan este mercado, eso sí, cada uno a su modo. China es el mayor extractor de silicio, un elemento indispensable para la creación de los chips semiconductores.

Europa tiene externalizada la mayoría de la producción de los materiales indispensables (critical raw materials) a China. José L.

Costa-Krämer, investigador del Instituto de Micro y Nanotecnología del CNM CSIC, apunta a ‘La Información’ que esta decisión no solo busca minimizar costos sino desvincular a Europa del sector minero.

Taiwán por su parte representa más del 60% de la producción mundial de microchips, con su empresa líder TSMC.

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Los intereses geoestratégicos han creado, según desvela a este medio Costa-Krämer, una “cortina de silicio” que protege a Taiwán de su anexión a China.

EEUU no puede permitirse perder el liderazgo tecnológico en los chips ante una China que retiene el poder en su tecnología puntera. 

El papel de Biden

La intrincada lucha por el dominio de la industria de los microchips ha desvelado pocas diferencias entre la política comercial de Biden y Trump.

Antes de que Trump perdiera la presidencia, se enfrascó en una guerra comercial con Pekín al aumentar los aranceles sobre la mayoría de las importaciones chinas y endurecer las condiciones de apertura de empresas chinas en EE. UU.

El presidente estadounidense Joe Biden, aprobó en agosto del 2022 el “Chips and Science Act”, una ley diseñada para impulsar la competitividad de EE. UU. ante la escasez de semiconductores.

Además, como protección nacional ante la inminente amenaza que representa el creciente mercado chino en la producción del bien más cotizado del sector tecnológico.

Siguiendo con esta política, Biden impuso el pasado 7 de octubre nuevas restricciones al mercado chino.

La Subsecretaria de Comercio Thea D. Rozman Kendler aseguró entonces que estas acciones eran estrictamente necesarias para proteger ”la seguridad nacional y los intereses de la política exterior de EE.UU.”.

China también busca su independencia tecnológica. La fabricación de chips es altamente intensiva en capital y cuenta con fuertes subvenciones del gobierno.

La startup Pengxiwei IC Manufacturing Co. (PXW), que ha salido al auxilio de Huawei y a su vez está subvencionada por el gobierno local de Shenzhen, ha comprado terrenos para la instalación de sus fábricas.

Todos estos cambios en la cadena de abastecimiento tendrán consecuencias económicas considerables.

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