Se considera a la guerra comercial como un tema muy antiguo, pero que genera grandes consecuencias en la actualidad.
Una guerra comercial es cuando un país busca restringir el ingreso de productos importados de otro país o países, así como la prohibición total de las importaciones de productos.
Los países afectados con este tipo de acciones plantean represalias muy parecidas, que termina enfrentándolos comercialmente.
En la última década, podemos encontrar un ejemplo de guerra comercial, específicamente en el año 2018, cuando Estados Unidos elevó los aranceles de productos provenientes de China.
El blog Universidad Continental explica que, lo que buscaba Estados Unidos, era poder revertir las pérdidas que se obtuvieron de la productividad económica.
Asimismo, poder disminuir el desequilibrio que se produjo en el déficit fiscal y comercial, dice el sitio web.
Hay que mencionar que los antecedentes de dicha guerra comercial se agudizaron en el año 2017 cuando China aplicó aranceles a ciertos productos de procedencia norteamericana.
Originando así cierto proteccionismo que no se veía desde finales de los años ochenta, lo que motivó la respuesta de los EE. UU. bajo la administración Trump.
Como represalia, el presidente de una de las potencias mundiales eleva los aranceles buscando así poder recuperar la pérdida del déficit comercial y fiscal.
Con la experiencia del 2018, afirma el blog que una guerra comercial afecta a los consumidores, puesto que estos tendrán que pagar precios más elevados por un mismo producto.
Lo que debes saber para entender
Estados Unidos y China han tenido una larga historia de tensiones comerciales, especialmente debido a la balanza comercial entre ambos países.
Desde 1985, cuando el intercambio era muy pequeño, hasta la actualidad, donde los países son socios comerciales de primer orden, ésta fue siempre negativa para Estados Unidos.
Washington también ha acusado en repetidas ocasiones a Beijing de manipulación de moneda, es decir mantener un tipo de cambio artificialmente bajo para favorecer las exportaciones.
Durante una reunión del G20 en Corea del Sur en 2010, el entonces secretario del Tesoro, Timothy Geithner, pidió medidas enérgicas para que los mercados emergentes, especialmente China, apreciaran su moneda.
China, por su parte, respondió acusando en 2012 a Estados Unidos de mantener el dólar débil mediante la política monetaria de la Reserva Federal.
El expresidente de Estados Unidos Donald Trump volvió a acusar a China de manipulación de moneda en 2019, en el contexto de su política de “desacoplamiento” de las dos economías.
Trump mantuvo una estrategia de confrontación con China durante su presidencia, que se exacerbó con la pandemia de Covid-19 en 2020, que el expresidente atribuyó a Beijing.
¿Podría haber una guerra?
En el contexto de estas tensiones comerciales, Estados Unidos, tras la caída de la URSS y sus aliados en Europa y en el Pacífico han estado chocando cada vez más.
En 2019 la Unión Europea, gran parte de cuyos miembros forman parte junto a EE. UU. de la OTAN, declararon a China en 2019 como su “rival sistémico”.
Estados Unidos no ha producido al momento un documento así, pero varios de sus movimientos en el plano comercial se le suma una interminable lista de acciones.
EE. UU. mantiene relaciones estrechas y acuerdos militares con gran parte de los países que rodean a China (Japón, Corea del Sur, Filipinas y Vietnam, entre otros).
Además de Taiwán, Estados Unidos compite por mercados y posiciones económicas en otras áreas donde China actúa con fuerza, como América Latina y África.
Esta estrategia ha sido descrita por especialistas estadounidenses y chinos como de “contención”, tomando prestado el término creado por George G. Kennan durante la Guerra Fría.
La historia
Para entender las complejidades de la guerra comercial entre China y Estados Unidos es necesaria una perspectiva histórica.
Antes del crecimiento económico de China; Japón, Corea del Sur, Hong Kong, Taiwán y Singapur experimentaron un desarrollo rápido, que se dio en un contexto internacional marcado por la Guerra Fría.
Durante las guerras de Corea y Vietnam, Estados Unidos empezó a subcontratar la producción de parte de los suministros que necesitaba su ejército.
Buena parte de la tecnología estadounidense para fabricar coches, televisores y otros electrodomésticos fue transferida a aquellos territorios aliados,
Pero no toda; las empresas madre norteamericanas solían mantener la producción más sensible en Estados Unidos para protegerla de posibles competidores.
Así aparecieron los Original Equipment Manufacturers, empresas asiáticas que proveen de bienes intermedios o semiacabados para que otra empresa, generalmente una multinacional, los venda.
Actualmente, la producción de smartphones, por ejemplo, está protagonizada por empresas OEM taiwanesas, desconocidas para el gran público, que fabrican para las grandes marcas internacionales.
Esta forma de subcontratación generó importantes crecimientos económicos en los países asiáticos, pero también grandes déficits comerciales en las economías occidentales.