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Qué hacer en Chicago en 48 horas

Viajé a Chicago por un fin de semana y esto fue lo que hice en 48 horas entre deep dish, tacos, postres, arte, arquitectura y paseos junto al lago

Llegué a Chicago un viernes por la mañana con la maleta liviana y muchas ganas de comer rico, caminar sin rumbo y conocer la ciudad como se debe. Sin tours, sin mapa, sin lista. Solo dos días para dejarme llevar por los olores, los sonidos y el ritmo de las calles. Si estás buscando qué hacer en Chicago en 48 horas, aquí te cuento exactamente lo que viví.

Panqueques con vista y arte de museo

Mi primera parada fue Wildberry Pancakes & Café, al frente del Millennium Park. Me pedí unos panqueques con frutos del bosque y sirope. No sé si era el hambre o el aire frío, pero fue el desayuno más reconfortante de la semana. De ahí crucé al parque para ver la famosa Cloud Gate, también conocida como “The Bean”. Todo el mundo se toma una foto ahí, así que no iba a ser la excepción.

El museo que más me recomendaron fue el Instituto de Arte de Chicago, que queda justo al lado. Entré sin pensarlo. Es enorme, con salas para todos los gustos: impresionismo, arte moderno, vitrales y esculturas. Me quedé viendo el cuadro de Nighthawks largo rato. Parecía que me estaba hablando.

Deep dish con tenedor y vistas desde las alturas

Después de tanto arte, necesitaba comer algo con peso. Me fui directo a Giordano’s a probar la famosa deep dish pizza, uno de los platos más representativos de la comida típica de Chicago. Pedí una individual de pepperoni y cuando me la trajeron entendí por qué la gente la come con cuchillo. Masa gruesa, mucho queso y salsa por encima. Es como una tarta salada. Pesada, pero deliciosa.

Seguí caminando por la Magnificent Mile, una avenida llena de tiendas, cafés y edificios antiguos. Me detuve en varias vitrinas, pero lo mejor fue simplemente observar el movimiento. Más tarde subí al mirador 360 Chicago, desde donde se ve toda la ciudad y el lago Míchigan. Me senté frente al ventanal y dejé que la ciudad hablara sola.

Un postre inesperado en medio del centro

Ya de noche, me entró el antojo de algo dulce. Caminando por River North encontré Firecakes Donuts, un lugar pequeño pero famoso por sus donas rellenas. Pedí una de crema brûlée y fue una locura. Crocante por fuera, cremosa por dentro. Uno de los mejores postres en Chicago que he probado. Con eso terminé el primer día, cansado pero con una sonrisa.

Segundo día de tacos, murales y sabor latino en las calles

Donas con pollo y murales que hablan

El sábado empecé con algo fuera de lo común: un sándwich de pollo frito entre dos donas glaseadas en Do-Rite Donuts. Suena extraño, pero funciona. Luego tomé el tren hacia Pilsen, un barrio lleno de color, murales, arte urbano y tiendas pequeñas. En cada cuadra había una historia pintada en la pared. Me llamó la atención cómo se siente fuerte la influencia mexicana en Chicago, desde las panaderías hasta la música que sale de las ventanas.

Tacos callejeros y museos con memoria

En la 18th Street encontré un carrito que vendía tacos al paso. Me comí uno de pastor, uno de carnitas y uno de suadero. Calienticos, con doble tortilla, cebolla, cilantro y una salsa que picaba justo lo necesario. Fue una sorpresa descubrir que se pueden comer tan buenos tacos en Chicago, en plena calle, sin pretensiones.

Después pasé por el National Museum of Mexican Art, que tiene entrada libre. Recorrí varias salas con obras que hablan de migración, historia y raíces. Me pareció muy poderoso. Estuve ahí más de lo que pensé.

Bicicleta frente al lago y un clásico al final

En la tarde alquilé una bicicleta en el sistema Divvy y rodé por el Lakefront Trail, un sendero frente al lago Míchigan donde la gente corre, pasea, se sienta a leer o simplemente mira el agua. Me detuve en un banco, me quité los zapatos y me puse a respirar.

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Antes de regresar al hotel, pasé por Portillo’s, donde pedí un hot dog estilo Chicago: sin ketchup, con tomate, cebolla, mostaza, pepinillos y pimientos. Lo acompañé con una malteada de chocolate. Fue el cierre perfecto, sin complicaciones y con mucho sabor.

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