Kenia se encuentra sumida en una de las tragedias más devastadoras de su historia, con más de 400 miembros de una secta perdiendo la vida en un ayuno que resultó ser un suicidio masivo.
Esta impactante historia pone de relieve los peligros de la manipulación religiosa y el extremismo, así como la necesidad de una mayor regulación en las organizaciones religiosas.
A continuación, exploraremos los eventos que llevaron a esta tragedia y el líder detrás de la secta, arrojando luz sobre los peligros de los cultos no regulados en Kenia.
En el centro de esta trágica historia se encuentra Paul Mackenzie, un antiguo taxista que fundó la Iglesia Internacional de la Buena Nueva en 2003 en Malindi, Kenia.
Con el tiempo, la secta creció hasta tener alrededor de 3,000 miembros. Mackenzie abrazó un enfoque extremista de la religión, predicando sobre el fin del mundo y condenando incluso las actividades cotidianas, como usar pelucas o realizar transacciones digitales, como demoníacas.
El líder de la secta enfrentó múltiples arrestos a lo largo de los años, incluidos cargos por radicalización y dirigir una escuela no registrada.
Sin embargo, su influencia continuó creciendo, y su ideología extremista tuvo consecuencias mortales.
El Ayuno para “Conocer a Jesús”
La tragedia alcanzó su punto máximo cuando Mackenzie convocó a sus seguidores a un ayuno que prometía llevarlos a “conocer a Jesús”.
El lugar designado para este ayuno fue un bosque de 300 hectáreas en Shakahola, donde se encontraron los cuerpos de las víctimas en un estado de desnutrición y deshidratación extremas.
Algunas personas se negaron a recibir alimento o agua, cerrando sus bocas con fuerza en su devoción al ayuno.
Los esfuerzos de rescate revelaron una escena desgarradora, con más de 400 cuerpos, incluidos al menos 117 menores de edad.
Las autopsias mostraron signos de inanición en la mayoría de las víctimas, mientras que algunos tenían rastros de estrangulación y asfixia, lo que sugiere que algunos podrían haber sido forzados a continuar el ayuno.
Regulación y Desafíos en Kenia
La tragedia de la secta de la Buena Nueva arroja luz sobre la falta de regulación en el ámbito religioso de Kenia. El país alberga miles de “iglesias” no reguladas, muchas de ellas operando sin supervisión ni control.
El gobierno keniano ha prometido implementar regulaciones más estrictas para evitar futuros eventos trágicos como este.
Kenia es una nación profundamente religiosa, lo que a menudo puede dar lugar a manipulación y explotación por parte de líderes sectarios.
La falta de educación y concienciación en torno a los peligros de los cultos extremistas y no regulados ha llevado a situaciones trágicas como esta.
La tragedia de la secta en Kenia que resultó en la muerte de más de 400 personas es un recordatorio sombrío de los peligros de la manipulación religiosa y el extremismo.
Paul Mackenzie y su secta de la Buena Nueva llevaron a sus seguidores a un destino trágico a través de un ayuno extremo que terminó en suicidio masivo.
Esta tragedia destaca la necesidad de una mayor regulación en el ámbito religioso de Kenia y la importancia de la educación y la concienciación sobre los peligros de los cultos no regulados.