La rotación de la Tierra ha comenzado a comportarse de una forma inusual que desconcierta a científicos de todo el mundo. Desde 2020, se ha observado una aceleración inesperada que está generando días ligeramente más cortos de lo habitual. Aunque estas diferencias se miden en milisegundos, podrían tener consecuencias importantes para los sistemas de medición del tiempo, la sincronización tecnológica y hasta la percepción del tiempo que tenemos como humanidad.
La rotación de la Tierra está cambiando sin previo aviso
Durante décadas, se ha asumido que la velocidad a la que gira nuestro planeta es relativamente estable. Sin embargo, esta suposición ha sido desafiada por mediciones recientes que muestran cómo la rotación de la Tierra se ha vuelto más rápida en los últimos años. Según registros oficiales del Servicio Internacional de Sistemas de Referencia y Rotación de la Tierra (IERS), el planeta ha experimentado varios de los días más cortos de la historia moderna entre 2020 y 2022.
Uno de los casos más destacados ocurrió el 26 de julio de 2022, cuando la Tierra completó una rotación en 1.59 milisegundos menos que las 24 horas estándar. Esta fue la jornada más breve jamás registrada desde que se utilizan relojes atómicos como herramienta de medición, un sistema altamente preciso que permite detectar incluso los cambios más mínimos en la duración de los días.
La rotación acelerada ya acorta los días en 2025
La tendencia no se ha detenido. Para el verano de 2025, se espera que al menos tres días sean entre 1.3 y 1.5 milisegundos más cortos que lo habitual. Aunque la diferencia pueda parecer insignificante, este tipo de acortamientos impacta directamente en la forma en que funcionan los sistemas tecnológicos que dependen del tiempo atómico, como redes de telecomunicaciones, satélites, sistemas GPS y mercados financieros.
Los científicos no han llegado a un consenso sobre qué está causando esta rotación acelerada. Algunos expertos creen que puede tratarse de un ciclo natural, mientras que otros consideran que estamos presenciando un fenómeno más profundo relacionado con el comportamiento interno del planeta.
Posibles causas detrás de la rotación acelerada de la Tierra
Existen varias teorías que intentan explicar este comportamiento anómalo. Una de las más discutidas tiene que ver con el núcleo terrestre. Investigadores de la Universidad de Pekín y del Observatorio de París han sugerido que el núcleo interno de la Tierra podría estar variando su velocidad o incluso su dirección de giro respecto al resto del planeta. Estos cambios afectarían el momento angular general y, por ende, la velocidad de rotación.
Otra hipótesis apunta al fenómeno conocido como bamboleo de Chandler, una oscilación del eje de rotación que puede influir en el ritmo del giro planetario. Este bamboleo, que tiene un ciclo de aproximadamente 433 días, puede estar actuando de forma amplificada en combinación con otros factores, como el derretimiento acelerado de los polos.
El deshielo polar es otro elemento que podría estar contribuyendo. Cuando grandes masas de hielo se derriten, se redistribuye la masa de la Tierra, lo cual modifica su equilibrio dinámico. Al cambiar el reparto de peso entre el ecuador y los polos, se puede alterar el comportamiento rotacional, generando días más cortos.
Por último, las interacciones entre el manto y el núcleo terrestre también podrían tener un papel crucial. Si estas capas profundas del planeta se desplazan de forma distinta, podrían alterar el campo gravitacional interno, afectando así la duración de la rotación.
Qué son los segundos intercalares y por qué están en riesgo
Desde 1972, los científicos han utilizado una herramienta llamada segundo intercalar para ajustar los relojes atómicos y mantenerlos sincronizados con la rotación real de la Tierra. Este segundo se ha añadido en varias ocasiones, sobre todo cuando la rotación del planeta se ha desacelerado. El objetivo es asegurar que el tiempo civil (UTC) se mantenga alineado con el tiempo solar real.
Pero ahora, por primera vez, podría darse el caso inverso: que sea necesario quitar un segundo, lo que se conoce como un segundo intercalar negativo. Esto nunca ha ocurrido desde que se implementó el sistema, y plantea desafíos tecnológicos importantes. Por ejemplo, muchos sistemas informáticos no están preparados para eliminar un segundo, lo que podría generar errores de sincronización global.
Qué dicen los expertos sobre el futuro del tiempo atómico
Científicos del Observatorio de París, del National Physical Laboratory del Reino Unido y de la Universidad Estatal de Moscú están monitoreando de cerca esta situación. Según las proyecciones más recientes, si la rotación de la Tierra continúa acelerándose, el primer segundo intercalar negativo podría ser necesario alrededor del año 2029.
Expertos como Leonid Zotov han señalado que es difícil predecir con exactitud cómo evolucionará este fenómeno. La rotación del planeta no sigue un patrón simple; está influida por múltiples variables que actúan en escalas temporales diferentes: desde movimientos tectónicos hasta cambios atmosféricos, mareas oceánicas y actividad sísmica.
Lo que sí está claro es que cualquier modificación prolongada en la duración de los días tendrá que ser compensada, ya que una diferencia acumulada de milisegundos al día puede significar varios segundos de desfase en cuestión de años. Y para sistemas globales como el comercio financiero, los satélites o la navegación aérea, esos segundos importan.
Qué implicaciones puede tener para la vida cotidiana
Aunque una diferencia de 1.5 milisegundos en la duración del día no afectará nuestra rutina diaria, sí puede tener consecuencias indirectas. El tiempo atómico regula desde las redes de telecomunicaciones hasta los sistemas bancarios. Cualquier ajuste forzado, como eliminar un segundo, requiere una coordinación internacional entre observatorios, agencias espaciales y compañías tecnológicas.
Además, este fenómeno nos recuerda que la rotación de la Tierra no es una constante fija, sino una variable dinámica que puede cambiar por factores naturales e internos. Nos hace replantear muchas de nuestras suposiciones sobre el planeta y pone en evidencia lo delicado que es el equilibrio temporal en el que se basa la vida moderna.