Los terremotos son fenómenos naturales que ocurren súbitamente, sin aviso. A diferencia de los huracanes, los terremotos no son pronosticables.
Un terremoto es un movimiento violento del terreno ocasionado por la liberación de energía que surge del interior de la Tierra.
Esta energía puede surgir de una fuente natural como es el rompimiento de rocas de la corteza terrestre, por una erupción volcánica, o por fuentes no-naturales como son las explosiones.
Cuando las rocas de la corteza terrestre se rajan, dividen o rompen, ocurre una liberación de energía acumulada, y a esos terremotos se le conoce como de origen tectónico.
Generalmente estos rompimientos ocurren a lo largo de fracturas de la corteza terrestre o fallas geológicas, que a su vez están asociados al movimiento de placas tectónicas.
Los terremotos de origen volcánico liberan la energía producida por el rompimiento de rocas debido al movimiento de magma bajo la superficie.
Mientras los terremotos por explosiones pueden generar débiles ondas sísmicas. Estos procesos pueden causar un “ruido” sísmico.
Este ruido es la vibración de las ondas sísmicas hacia la superficie.
Durante un terremoto, la energía es liberada en forma de ondas, que viajan desde el punto del origen del terremoto, o sea el hipocentro, y se expanden a través del interior de la Tierra o se proyectan hacia la superficie terrestre.
Estas ondas de energía surgen por el súbito rompimiento o división en las rocas de las fallas geológicas, o por fuentes no-naturales como una explosión.
Hoy en Q’Pasa te contaremos sobre algunos de los terremotos más fuertes en la historia.
Lisboa, 1755
Era el día de Todos los Santos, un 1 de noviembre de 1755, cuando se hizo la noche en la vecina ciudad portuguesa.
El seismo, (según las estimaciones de magnitud 8,4 en la escala de Richter), se caracterizó por su gran duración, y causó la muerte de entre 60.000 y 100.000 personas.
Fue seguido por un tsunami, lo que supuso la destrucción prácticamente absoluta de Lisboa.
San Francisco, 1906
La mañana del 18 de abril de 1906 la tierra rugió en la costa oeste de Estados Unidos.
Un terremoto de magnitud 7,9 en la escala de Richter arrasó la ciudad de San Francisco durante la madrugada.
El temblor se unió a los destrozos motivados por los incendios que le sucedieron: la ciudad de la bahía quedó reducida a cenizas.
Murieron más de 3.000 personas y cerca de 250.000 quedaron sin hogar.
Aunque duró apenas un minuto, sigue considerándose uno de los mayores desastres de la historia de Estados Unidos.
Kanto, 1923
Fue un 1 de septiembre de 1923, a las 1:58 de la mañana, cuando se desató con furia la tragedia en la región de Kanto, en Japón.
Eran las 11:58. El seísmo, que tuvo una magnitud de 7,8 en la escala de Richter, destruyó Yokohama, Chiba, Kanagawa, Shizuoka y Tokio y el fuego duró días.
La causa de que aparecieran tantos incendios a lo largo del país se debió a que en aquel momento en muchas casas se estaba preparando la comida.
Al menos 105.385 personas murieron y otras 37.000 quedaron desaparecidas, alrededor de 570.000 hogares fueron destruidos.
Kamchatka, 1952
Ocurrió un 4 de noviembre. Aunque en un principio se le asignó una magnitud de 8,2, fue revisado en los últimos años a 9, en la escala de Richter, provocando un posterior tsunami que llegó a lugares tan lejanos como Alaska, Nueva Zelanda o Chile.
Desde un punto de vista sísmico, la península de Kamchatka es muy activa, y solo en el siglo XX se produjeron varios terremotos.
Chile, 1960
El mayor terremoto registrado hasta la fecha (un 22 de mayo de 1960 en Valdivia) tuvo una magnitud del 9,5.
Los científicos calculan que la energía liberada ese día fue 2.000 veces más potente que la bomba de Hiroshima.
Después llegó lo peor: un tsunami con olas superiores a diez metros que arrasó con una parte del sur del país, se hundió la tierra e incluso se alteraron los cauces de los ríos.
Se estima que murieron entre 1.600 y 2.000 personas.