A lo largo de la humanidad se han practicado diferentes experimentos y pruebas científicas para estudiar el comportamiento del ser humano, sin importar que muchas veces estos ha implicado la utilización de métodos crueles e inmorales en muchos casos.
Una de estas víctimas de la ciencia fue David Reimer, un pequeño niño que fue utilizado como parte de un experimento psicológico y que fue condenado a vivir como una niña.
Un error médico que le cambió la vida
Todo inició en 1966 en Winnipeg, una ciudad al oeste de Canadá, cuando sus padres, Janet y Ron tuvieron un par de gemelos Bruce y Brian Reimer.
Con tan solo 8 meses de vida los gemelos empezaron a presentar problemas urinarios y fueron diagnosticados con fimosis, una condición que se da cuando la piel que cubre la punta del pene es muy ajustada y no se puede mover hacia atrás del todo.
Debido a esto, tenían que practicarles una cirugía de circuncisión a los gemelos. Sin embargo allí sería cuando todo cambiaría para David Reimer, entonces Bruce, pues en un mal procedimiento de negligencia médica, el cirujano encargado quemó sus partes íntimas provocando que perdiera sus genitales.
Ante la terrible experiencia de su gemelo, Brian no fue sometido a la cirugía y se curó naturalmente de su fimosis.
En medio de la desesperación de sus padres por las afectaciones que esto podría traer para la vida de su pequeño, decidieron buscar ayuda y contactaron a John William Money, un psicólogo neozelandés especializado en sexología que trabajaba en el Hospital Johns Hopkins en Baltimore, Estados Unidos.
David Reimer y la ideología de género
El doctor John Money, defendía la idea de que el sexo y la ideología de género de una persona dependida de la asignación dada durante la crianza en sus primeros años de vida y que a partir de este constructo adquirido sería inamovible.
Fue así como recomendó a los padres de David que criaran a su hijo como una mujer, desde entonces dejó de llamarse Bruce para convertirse en Brenda.
Los padres del pequeño ahora convertido en Brenda volvieron a someterlo a una nueva cirugía de una reasignación de sexo a sus 22 meses de edad en la que le removieron sus testículos para moldearle una vagina.
Sin embargo, el desarrollo de Brenda no sería como el de cualquier otra niña “normal”. Desde pequeña intentaba imitar las acciones de su padre y hermano como orinar de pie y otras actividades masculinas.
En 1975 cuando los gemelos ya tenían 9 años de edad y tras controles anuales de ambos con el psicólogo John Money, describió en su libro Sexual Signatures la transformación de Bruce a Brenda Reimer como un éxito total.
Lo que no contaba el doctor era que Brenda no se sentía para nada bien siendo mujer, pues nunca se había identificado como tal y su comportamiento no tenía ninguna característica de uno típico femenino, por el contrario era bastante masculina y rebelde.
Durante su pubertad Brenda tuvo que enfrentar las burlas de sus compañeros de escuela que la llamaban “mujer cavernícola” según contó su madre, además sufría de depresión e incluso había intentado quitarse la vida en diferentes oportunidades.
David Reimer enfrentó la verdad
Ante esto sus padres entendieron la frustración de su hija y decidieron contarle la verdad luego de 14 años de vivir sintiéndose completamente extraño en su cuerpo de mujer.
Así fue como Brenda volvió a cambiar de género y se convirtió en David Reimer, el joven se sometió a una cirugía para reconstruir su órgano reproductor masculino.
Eventualmente, parecía que todo transcurría normal en su vida y se casó con una mujer llamada Jane Fontane, con quien adoptó tres hijos.
Pero su matrimonio duraría poco luego de que su historia atrajo la atención a nivel mundial en 1997, cuando se la compartió a un sexólogo llamado Milton Diamond.
La vida no había sido nada fácil para David y no suficiente con esto, en 2002 tuvo que enfrentar la pérdida de su hermano Brian que murió a causa de una sobredosis de antidepresivos por sentirse culpable de la tragedia de su hermano.
Tan solo dos años después, en el 2004, a sus 38 años de edad David Reimier también se suicidó trágicamente con un disparo en la cabeza.
Y como si no fuera poco su padre Ron cayó en el alcoholismo y también terminó quitándose la vida tras cargar con la culpa del daño que afectó para siempre la vida de su hijo y la de su familia.
Sin duda alguna, el caso de David Reimer se trata de uno de los experimentos más crueles e inmorales de la historia de la psicología que terminó en una completa tragedia familiar y en un debate teórico sobre la ideología de género.
