Desde las moléculas autorreplicantes de los mares arcaicos, hasta los peces sin ojos de las profundidades del Cámbrico, pasando por los mamíferos que huyen de los dinosaurios en la oscuridad y, finalmente, de manera improbable, nosotros mismos: la evolución nos moldeó.
Los organismos se reproducían de forma imperfecta. Los errores que se cometían al copiar genes a veces los hacían adaptarse mejor a su entorno, por lo que esos genes tendían a transmitirse.
A esto le siguió una mayor reproducción y más errores, y el proceso se repitió a lo largo de miles de millones de generaciones.
Finalmente, apareció el Homo sapiens. Pero no somos el final de esa historia.
La evolución no se detendrá con nosotros, e incluso podríamos estar evolucionando más rápido que nunca.
Las predicciones del futuro
Es difícil predecir el futuro. Es probable que el mundo cambie de maneras que no podemos imaginar, pero podemos hacer conjeturas fundamentadas.
Paradójicamente, la mejor manera de predecir el futuro es probablemente mirar hacia el pasado y suponer que las tendencias pasadas seguirán en el futuro.
Esto sugiere algunas cosas sorprendentes sobre nuestro futuro.
Probablemente viviremos más y seremos más altos, además de tener una constitución más delgada.
Probablemente seremos menos agresivos y más agradables, pero tendremos cerebros más pequeños.
Un poco como un golden retriever, seremos amigables y alegres, pero tal vez no tan interesantes.
Al menos, ese es un futuro posible. Pero para entender por qué creo que es probable, necesitamos observar la biología.
El fin de la selección natural
Algunos científicos han sostenido que el surgimiento de la civilización puso fin a la selección natural.
Es cierto que las presiones selectivas que dominaban en el pasado (depredadores, hambruna, plagas, guerras) prácticamente han desaparecido.
La hambruna y el hambre se acabaron en gran medida gracias a los cultivos de alto rendimiento, los fertilizantes y la planificación familiar.
La violencia y la guerra son menos comunes que nunca, a pesar de los ejércitos modernos con armas nucleares, o tal vez gracias a ellos.
Los leones, lobos y felinos dientes de sable que nos cazaban en la oscuridad están en peligro o extintos.
La nueva supervivencia
Las plagas que mataron a millones de personas (la viruela, la peste negra, el cólera) se controlaron con vacunas, antibióticos y agua potable.
Pero la evolución no se detuvo; ahora hay otros factores que la impulsan. La evolución no tiene tanto que ver con la supervivencia del más apto, sino con la reproducción del más apto.
Aunque es menos probable que la naturaleza nos mate, todavía necesitamos encontrar pareja y criar hijos, por lo que ahora la selección sexual desempeña un papel más importante en nuestra evolución.
Y si la naturaleza ya no controla nuestra evolución, el entorno antinatural que hemos creado (cultura, tecnología, ciudades) produce nuevas presiones selectivas muy diferentes a las que enfrentamos en la edad de hielo.
Estamos mal adaptados a este mundo moderno; por lo tanto, tendremos que adaptarnos.
Y ese proceso ya ha comenzado. A medida que nuestra dieta cambió para incluir granos y productos lácteos, desarrollamos genes que nos ayudan a digerir el almidón y la leche.
«Somos simios domesticos»
Cuando las ciudades densamente pobladas crearon condiciones para que las enfermedades se propagaran, las mutaciones para la resistencia a las enfermedades también se propagaron.
Y por alguna razón, nuestros cerebros se han vuelto más pequeños. Los entornos no naturales crean una selección no natural.
Para predecir hacia dónde nos dirigiremos, analizaremos nuestra prehistoria y estudiaremos las tendencias de los últimos seis millones de años de evolución.
Algunas tendencias continuarán, especialmente las que surgieron en los últimos 10.000 años, después de que se inventaran la agricultura y la civilización.
También nos enfrentamos a nuevas presiones selectivas, como la reducción de la mortalidad.
Estudiar el pasado no ayuda en este caso, pero podemos ver cómo respondieron otras especies a presiones similares.
La evolución en los animales domésticos puede ser especialmente relevante: podríamos decir que nos estamos convirtiendo en una especie de simio domesticado, pero curiosamente, uno domesticado por nosotros mismos.
Utilizaré este enfoque para hacer algunas predicciones, aunque no siempre con un alto grado de confianza, es decir, especularé.
Esperanza de vida
Es casi seguro que los humanos evolucionarán para vivir más tiempo, mucho más tiempo.
Los ciclos de vida evolucionan en respuesta a las tasas de mortalidad, a la probabilidad de que los depredadores y otras amenazas te maten.
Cuando las tasas de mortalidad son altas, los animales deben reproducirse de jóvenes o pueden no reproducirse en absoluto.
Tampoco hay ninguna ventaja en desarrollar mutaciones que eviten el envejecimiento o el cáncer: no vivirás lo suficiente para usarlas.
Cuando las tasas de mortalidad son bajas, ocurre lo contrario. Es mejor tomarse el tiempo para alcanzar la madurez sexual.
También es útil tener adaptaciones que alarguen la vida y la fertilidad, lo que da más tiempo para reproducirse.
Por eso, los animales con pocos depredadores (los que viven en islas o en las profundidades del océano, o que simplemente son grandes) desarrollan vidas más largas.