En el reino animal, los relatos sobre parejas que duran toda la vida son poco frecuentes.
Pero, al igual que ocurre con las personas, algunos animales se emparejan “hasta que la muerte los separe” por diversas razones.
Los científicos saben que la monogamia es muy poco frecuente en el mundo natural y que la monogamia de por vida en los animales “no siempre equivale a exclusividad sexual”, afirma Leoma Williams, investigadora de comportamiento animal y escritora científica de la BBC.
De hecho, “hasta ahora no se ha demostrado de forma definitiva que una sola especie de mamífero sea verdaderamente monógama”, según la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Solo entre el tres y el cinco por ciento de las especies de mamíferos muestran alguna forma de monogamia.
Por el contrario, los científicos “creen que alrededor del 90 por ciento de las especies de aves son socialmente monógamas”.
Lo anterior, lo afirma la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Sin embargo, “la verdadera monogamia entre las aves es la excepción y no la regla”.
La exclusividad de las especias masculinas
Según Williams, la monogamia es más común en los primates que en otros grupos.
Los monos tití cobrizos sudamericanos “muestran todas las características de una fuerte monogamia social (vínculos de pareja a largo plazo, convivencia fuera de las temporadas de apareamiento y cuidado conjunto de las crías)”.
Pero también “muestran niveles muy altos de cuidado masculino y exclusividad sexual”, afirma Williams.
Según Williams, los Dik Diks son pequeños antílopes que «se cree que presentan una estrategia de apareamiento llamada monogamia facultativa, en la que los machos y las hembras permanecen juntos con la misma pareja debido a la falta de otras opciones disponibles, generalmente porque la especie existe en una baja densidad».
Al igual que los humanos, los animales no solo se separan (se ‘divorcian’ después de un intento fallido de reproducción, por ejemplo), sino que también tienen aventuras.
“El análisis genético ha revelado sorpresas sobre muchos animales que antes se suponía que eran muy ‘fieles'», dice Williams.
Lo que han encontrado los expertos
Los investigadores de los coyotes han descubierto que estos animales son compañeros comprometidos que mantienen la monogamia y una relación de por vida.
Los cánidos machos tienen buenas razones para asegurarse de que todos sus cachorros sean suyos.
Esto, ya que ambos padres invierten mucho en la crianza de sus crías y el éxito de una camada depende de que ambos padres cooperen y se involucren.
“Aparentemente hacen un buen trabajo, ya que, a diferencia de otras especies de cánidos, no parecen hacer trampas”, escribe Williams.
Los ratones de campo son originarios de América del Norte y forman parte del “pequeño grupo de mamíferos que muestran un apego social a largo plazo entre sus parejas”.
Estos pequeños roedores también desempeñan un papel muy importante en los estudios sociales de los seres humanos y la neurociencia.
Siempre juntos
Las parejas viven juntas todo el año, se acurrucan juntas, se acicalan mutuamente y crían a sus crías juntas, según Williams.
“Se cree que este fuerte vínculo de pareja está regulado por una hormona llamada vasopresina, que los hace más posesivos con su pareja y más cariñosos con su prole compartida”, escribe Williams.
La mayoría de las aves marinas albatros tienden a permanecer con la misma pareja reproductora durante toda la vida.
Al igual que tienen rituales de cortejo impresionantes, incluida una danza, según el Departamento de Conservación de Nueva Zelanda.
Los pingüinos Adelia, fotografiados en un iceberg cerca de la Antártida, normalmente se aparean de por vida, a menos que su pareja muera o regrese tarde a las zonas de anidación, según el Fondo Internacional para el Bienestar Animal.
Los únicos infieles
En los mamíferos monógamos, el asunto está más relacionado al cuidado de las crías.
Los lobos, los castores, los gorilas y los gibones, entre otros, acuden a esta práctica más por crianza y defensa del territorio que por romanticismo.
Y en los anfibios, la rana venenosa imitadora (Ranitomeya Imitator) se queda con su pareja por el bienestar de sus crías.
Para muchos biólogos e investigadores, la monogamia es una utopía biológica.
Las cópulas difícilmente son elegidas, más bien son oportunistas. Tal vez el grupo animal con menor presencia de monogamia sea el de insectos.