El 8 de mayo de 2025 quedó marcado como una fecha histórica para la Iglesia Católica. A las 18:08 horas, la tradicional fumata blanca emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina. Esta señal indicó que los 133 cardenales reunidos en cónclave habían alcanzado el consenso necesario para elegir al sucesor del Papa Francisco. El nuevo pontífice es el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, quien adoptará el nombre de León XIV.
La elección de Robert Prevost nuevo Papa representa un giro significativo dentro de la historia eclesiástica. Se trata del primer Papa originario de Estados Unidos. Nacido en Chicago en 1955, Prevost fue obispo de Chiclayo, en Perú, durante más de 18 años. En los últimos tiempos se desempeñó como prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Su experiencia pastoral en América Latina y su trayectoria vaticana le otorgan una visión amplia de los desafíos que enfrenta la Iglesia a nivel global.
Un cónclave que eligió a Robert Prevost nuevo Papa
El cónclave comenzó el 7 de mayo y finalizó al día siguiente con la cuarta votación. Fue un proceso considerado ágil en comparación con otros en la historia reciente. Esta rapidez reflejó el consenso interno entre los cardenales sobre el perfil que la Iglesia necesita en esta nueva etapa. La Plaza de San Pedro se llenó de fieles. Al ver el humo blanco, estallaron en aplausos y oraciones, celebrando el inicio de un nuevo liderazgo espiritual.
León XIV: el legado de Francisco y los nuevos desafíos
La elección de Robert Prevost nuevo Papa llega poco después del fallecimiento del Papa Francisco, quien murió el 21 de abril de 2025 a los 88 años. Francisco será recordado por su cercanía con los marginados, su visión de una Iglesia sin muros y su lucha contra los abusos y la corrupción dentro del Vaticano. El nuevo pontífice hereda no solo la estructura de una Iglesia en proceso de renovación, sino también las expectativas de millones de católicos que buscan continuidad con transformaciones profundas.
El pontificado de León XIV comienza en un contexto de creciente secularización. También hay tensiones internas y retos morales globales. Se espera que su experiencia en América Latina influya en un enfoque pastoral más cercano a las comunidades y menos institucional.
Robert Prevost y su perfil reformista
Antes de su elección como Papa, Robert Prevost nuevo Papa ya era conocido en el entorno eclesial por su apertura al diálogo, su capacidad de mediación y su defensa de una Iglesia con rostro humano. Como prefecto del Dicasterio para los Obispos, tuvo un rol clave en la selección de nuevos líderes episcopales, especialmente en América Latina. También impulsó procesos de escucha en comunidades locales. Esto se alinea con la sinodalidad promovida por el Papa Francisco.
Su elección con el nombre León XIV también ha generado lecturas simbólicas. El último papa en usar el nombre León fue León XIII, reconocido por su encíclica Rerum Novarum. Ese documento abordó por primera vez la cuestión social en la era moderna. Esta coincidencia podría sugerir una voluntad del nuevo pontífice de retomar una agenda centrada en la justicia, los derechos y la inclusión social.
El recibimiento global y el futuro del papado
La elección de un papa estadounidense con fuerte vinculación latinoamericana ha generado reacciones positivas tanto en Roma como en otras partes del mundo. En la Plaza de San Pedro, miles de personas recibieron con entusiasmo la presentación del nuevo pontífice. Las campanas repicaron mientras el cardenal protodiácono Dominique Mamberti pronunció el esperado Habemus Papam.
Ahora, León XIV se enfrenta al desafío de conservar la unidad dentro de una Iglesia diversa. También deberá abordar crisis internas y debates abiertos sobre el papel de la mujer, la inclusión de minorías y la renovación litúrgica. Su pontificado será observado con atención por creyentes, teólogos y líderes mundiales.