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La fantástica cascadas de nube que baña a las Islas Canarias

La cascada de nubes es un fenómeno natural que ocurre en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente en la isla de La Palma de las Islas Canarias.

En lo alto del cielo de las Islas Canarias se alza un espectáculo sobrecogedor que deja sin palabras a los espectadores; la cascada de nubes de La Palma.  

Este fenómeno raro y fascinante es uno de los tesoros que hacen del archipiélago un destino verdaderamente mágico. 

Ubicado en El Paso, dentro del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, este extraordinario evento natural ocurre a una altitud de 2.420 metros sobre el nivel del mar. 

Cuando los vientos alisios chocan con las imponentes montañas de la isla, las nubes se elevan y se precipitan por las laderas, como si fueran una cascada.  

Este fenómeno, comparable a la aurora boreal por su rareza y belleza, es un testimonio de la geografía única de la isla. 

Los visitantes pueden contemplar la cascada de nubes desde el Centro de Visitantes del parque, un lugar estratégicamente diseñado para ofrecer vistas panorámicas del paisaje protegido. 

Aunque el fenómeno no ocurre todos los días, quienes tienen la suerte de presenciarlo lo describen como un momento inolvidable que captura la magia de La Palma. 

Experimentando el espectáculo 

Para maximizar las posibilidades de ver la cascada de nubes, los visitantes deben dirigirse al Centro de Visitantes de la Caldera de Taburiente, que no solo ofrece una terraza para una visualización óptima, sino que también alberga exposiciones que explican la ciencia y la singularidad de la zona. 

Más allá de la cascada de nubes, el parque ofrece oportunidades para explorar sus frondosos bosques, arroyos con cascadas y senderos escarpados.  

Las exhibiciones audiovisuales informativas y los mapas de senderos permiten a los visitantes sumergirse por completo en la belleza natural y la diversidad de La Palma. 

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La Magia de la Caldera de Taburiente 

En el corazón de La Palma, el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente es un paisaje sobrenatural con un cráter de ocho kilómetros de ancho y 1,5 kilómetros de profundidad.  

Sus abruptos barrancos, cascadas y un entorno prístino lo convierten en un paraíso para los amantes de la naturaleza. 

Pasear por la caldera, con la posibilidad de presenciar la cascada de nubes, crea una experiencia que queda grabada en la memoria. 

Es un espectáculo visual que encapsula la belleza salvaje y cruda de las Islas Canarias, recordando a los visitantes por qué estas islas son consideradas un tesoro natural. 

La cascada de nubes de La Palma es más que un fenómeno: es un símbolo de la naturaleza salvaje y el encanto único de la isla.  

Para quienes buscan encuentros inolvidables con la naturaleza, esta es una experiencia que realmente trasciende lo común. 

Otros lugares bellos de Canarias 

Son ocho las islas que emergen de las profundidades del océano Atlántico, con naturaleza volcánica, playas paradisíacas y acantilados de vértigo. Y lo mejor: gozan de una eterna primavera, por lo que cualquier época del año es perfecta para una cálida visita.  

De entre todas las fechas posibles, el mes de septiembre, cada vez más apreciado por los veraneantes, se convierte en un momento fantástico para disfrutar de Canarias, lejos de los masificados meses de julio y agosto.  

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Es la mejor manera de despedir casi por completo el verano y dar la bienvenida al comienzo del “curso escolar”. 

Junto a los “atractivos” naturales de las islas, hay alojamientos de todos los tipos y colores posibles.  

Todo dependerá del propósito; una escapada romántica junto a una playa idílica, unas vacaciones familiares cerca del mar, un fin de semana rodeado de naturaleza. 

En todos y cada uno de estos escenarios, paradores cobra especial relevancia. Alojarse en un hotel rodeado de naturaleza y con vistas que relajan cuerpo y alma potenciará aún más la magia.  

Entre dragos, euforbias y palmeras 

Conocida como “La Isla Bonita” por sus fascinantes paisajes, profundos bosques, acogedoras playas y cielos estrellados, La Palma, Reserva de la Biosfera, concentra bosques de laurisilva, paisajes volcánicos y costa en apenas unos kilómetros.  

Se caracteriza por la abundancia de agua, como demuestran los helechos y musgos que cubren de verde partes de la isla.  

La naturaleza está presente tanto en la costa (con 15 kilómetros de reserva marina) como en el interior.  

Desde la salvaje playa de La Veta hasta los miradores de la carretera de Las Mimbreras, pasando por el Barranco de los Tilos o el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, la isla cautiva al visitante. 

Vale  

Es la más pequeña de las islas, pues mide apenas 30 kilómetros de punta a punta, pero los encantos de El Hierro cautivan en la zona más occidental del archipiélago.  

Allí está el Roque de la Bonanza, un icono natural que se alza 200 metros sobre el mar. Y allí está el mejor lugar para disfrutar de esta belleza volcánica que emerge de las aguas: el Mirador de Isora, que ofrece una vista única. 

El litoral de la isla también ofrece un recorrido por sus numerosas piscinas naturales excavadas en las rocas.  

El buceo también es una excelente opción, ya que El Hierro cuenta con más de 40 puntos de inmersión donde la temperatura del mar oscila entre los 18º y los 25º y las aguas, muy claras, ofrecen una visibilidad de hasta 50 metros.  

Incluso es posible bucear a 300 metros de profundidad muy cerca de la costa.  

No te vayas de la isla sin contemplar El Sabinar, un bosque de árboles retorcidos, moldeados por los vientos alisios, cuyas enigmáticas formas confieren al lugar un aspecto mágico, casi encantado. 

  • Imagen de portada tomada/Dominic Dähncke
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