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María Teresa, duquesa de Luxemburgo; la cubana que logró entrar a la realeza europea

El gran duque Enrique ascendió al trono en el 2000, lo que convirtió a María Teresa en la nueva gran duquesa de Luxemburgo y la primera nacida en LATAM.

María Teresa Mestre nacida el 22 de marzo de 1956 en La Habana, Cuba, en el seno de una familia adinerada.

Esta era de ascendencia española por parte de su padre, desciende de una familia noble española de Espinosa de los Monteros.  

Se cree que María Teresa también desciende del emperador medieval de toda España, Fernando I de León y Castilla, por línea femenina.  

La familia de María Teresa poseía varios bancos y fábricas de azúcar, pero los bienes de la familia fueron confiscados después de la revolución cubana.  

A pesar de las raíces nobles y ricas de la familia Mestre, no tenían ningún título. 

Huyeron de Cuba  

La década de 1950 fue una época tumultuosa en Cuba. En 1959, los rebeldes que luchaban por la Revolución cubana derrocaron al presidente autoritario Fulgencio Batista. 

Al mismo tiempo, fortalecieron los lazos del país con la ex Unión Soviética.  

Ante la incertidumbre sobre el futuro en su país natal, la familia, que incluía a María Teresa, su hermana Catalina y sus dos hermanos Antonio y Luis, decidió abandonar Cuba y reasentarse en Nueva York. 

Con tan solo cuatro años, María Teresa llegó a Nueva York con su familia. Asistió a la escuela Marymount antes de continuar su educación en el Lycée Français de Nueva York.  

Después de media década en Nueva York, la familia se mudó nuevamente, esta vez a un hogar más permanente. Viajaron al otro lado del charco y se establecieron en Ginebra, Suiza.  

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El padre de María Teresa trabajaba en finanzas mientras que su madre se dedicó a su joven familia.

El país europeo que la adoptó 

María Teresa obtuvo pronto la nacionalidad suiza y continuó su formación en el Instituto Marie-José de Gstaad y en el internado Marie-Thérèse de Ginebra, donde se graduó en 1975. 

Fue en la Universidad de Ginebra donde María Teresa conoció a su futuro marido, el príncipe Enrique de Luxemburgo.  

Ambos estudiaron ciencias políticas durante cuatro años y trabajaron juntos en los mismos grupos de estudio.  

Lo que llevó a que floreciera un romance rápidamente entre ellos.

Ambos se graduaron en 1980 y la feliz pareja anunció su compromiso poco después. 

Los primeros pasos de la relación de la pareja se mantuvieron en secreto para el público. 

Pero el compromiso de la pareja fue finalmente anunciado el 8 de noviembre de 1980 por el primer ministro de Luxemburgo, Pierre Werner. 

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De la burguesía a la realeza 

Para la joven pareja, hacer oficial su relación no fue precisamente un camino de rosas.  

A finales de los años 70 y bien entrada la década de los 80, todavía se esperaba que miembros de la realeza como el príncipe Enrique se casaran dentro de sus propios círculos sociales. 

Si bien María Teresa cumplía los requisitos como jovencita consumada de una familia adinerada de ascendencia noble, el título le faltaba. 

El anuncio del compromiso causó gran alegría entre el público, pero al parecer hubo cierta oposición al enlace dentro de la familia gran ducal.  

Pero esto nunca fue confirmado oficialmente.

En su momento se rumoreó que el príncipe Enrique incluso había ofrecido renunciar a su derecho al trono para poder casarse con María Teresa. 

La relación difícil con su suegra 

Aunque el gran duque Juan y la gran duquesa Josefina Carlota finalmente cedieron, María Teresa declaró más tarde en una entrevista de 2002 con Le Soir que ella y su suegra tuvieron una relación difícil desde el principio.  

Describió la desaprobación de la gran duquesa Josefina Carlota hacia ella.

Diciendo por ejemplo que; su suegra no quería que su hijo se casara con una «simple plebeya«.  

Si bien dijo que su suegro siempre había sido un «hombre gentil«, Teresa afirmó que él no pudo evitar las intrigas de su esposa contra ella.  

En la entrevista, en la que María contó con el pleno apoyo de su esposo, llegó a afirmar que la gran duquesa Josefina había intentado difundir rumores de que el gran Enrique engañaba la engañaba. 

Aunque era evidente que no había ningún tipo de amor entre la gran duquesa Josefina y María, la joven novia se casó con su príncipe en una fastuosa ceremonia el 14 de febrero de 1981.  

Su vestido era un sencillo pero impresionante vestido de novia diseñado por Balmain y llevaba la tiara de diamantes del Congo.

Y además que la gran duquesa Josefina Carlota lució en su propia boda después de que se la regalaran los habitantes del Congo.  

La hermana menor de María Teresa, Catalina, fue dama de honor y la lista de invitados a la boda parecía un quién es quién de la aristocracia europea. 

Una boda real 

El rey Olaf V de Noruega, el rey Balduino y la reina Fabiola de Bélgica, la reina Margarita y el príncipe Enrique de Dinamarca, el príncipe Rainiero y la princesa Grace de Mónaco y el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, asistieron a la ceremonia en la catedral de Notre Dame de la ciudad de Luxemburgo. 

Poco después de la boda, la joven pareja dio la bienvenida a su primer hijo, el príncipe Guillermo, el 11 de noviembre de 1981.  

El duque Enrique y la duquesa María Teresa tuvieron cuatro hijos más; el príncipe Félix (1984), el príncipe Luis (1986), la princesa Alexanda (1991) y el príncipe Sebastián (1992).  

El gran Duque Enrique ascendió al trono en 2000, lo que convirtió a María Teresa en la nueva gran duquesa de Luxemburgo y la primera Gran Duquesa nacida fuera de Europa. 

Asimismo, Enrique y María Teresa son ahora los orgullosos abuelos de cuatro nietos: el Príncipe Gabriel (2006), el Príncipe Noé (2007), la Princesa Amalia (2014) y el Príncipe Liam (2016). 

Una vida caritativa 

Ya sea como ciudadana particular, como princesa consorte o como duquesa de Luxemburgo, María Teresa ha dedicado gran parte de su vida a fundaciones benéficas. 

Durante su estancia en la Universidad de Ginebra, María Teresa estudió con niños con problemas de aprendizaje y escribió una tesis sobre la legislación relativa a las madres en el lugar de trabajo en los Estados miembros de la Comisión Económica Europea.  

Durante sus estudios, también dedicó parte de su tiempo al cuidado de personas mayores en residencias de ancianos. 

Casarse con un miembro de la familia Gran Ducal no despertó su interés por el trabajo humanitario, sino que le dio una nueva plataforma para avanzar en el trabajo que ya venía realizando. 

Es Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO desde 1997 y utiliza su voz para promover la educación de mujeres y niños en todo el mundo.  

Apoyo a los emprendimientos

Apoya los microcréditos como una oportunidad para ayudar a los menos afortunados a mejorar su situación financiera y es miembro activo del proyecto de la UNESCO Romper el ciclo de pobreza de las mujeres en Bangladesh, India, Nepal y Pakistán.  

A pesar de su miedo a volar, la Gran Duquesa ha viajado por todo el mundo para apoyar proyectos humanitarios.  

En 2007, la gran Duquesa María Teresa fue nombrada «Defensora Eminente de la Infancia» por UNICEF por su constante compromiso con la ayuda y protección de los niños necesitados. 

Cuando a su hijo, el príncipe Luis, le diagnosticaron dislexia a los 10 años, la gran duquesa se convirtió en una firme defensora de los niños que sufren discapacidades de aprendizaje.  

En 2016, la gran duquesa María Teresa fundó la convención Troubles d’Apprentissage  para niños con dislexia y otras discapacidades de aprendizaje. 

El 16 de noviembre, la gran duquesa María Teresa fue oradora invitada en la Reunión Global del Foro de Mujeres 2018, donde habló sobre los derechos de las mujeres y la violencia contra las mujeres. 

  • Imagen de portada tomada/Revista Caras

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