Tener muchos hermanos afecta la salud mental, según un estudio reciente de la Universidad Estatal de Ohio. Investigadores analizaron datos de adolescentes y concluyeron que crecer en familias numerosas está relacionado con niveles más altos de estrés, ansiedad y problemas emocionales.
El estudio, publicado en el Journal of Family Issues, encontró que cada hermano adicional incrementa ligeramente el riesgo de desarrollar síntomas de depresión. También señaló que la convivencia constante con muchos hermanos puede afectar el bienestar emocional a largo plazo. Aunque tradicionalmente se pensaba que tener varios hermanos fortalecía las habilidades sociales, esta nueva evidencia plantea una visión más matizada.
Competencia interna y presión emocional
Uno de los factores más relevantes es la competencia interna que surge en familias grandes. No se trata solo de compartir juguetes o espacio, sino de competir por atención, afecto y reconocimiento de los padres.
Esta competencia silenciosa puede convertirse en una fuente constante de presión emocional. Los investigadores observaron que los adolescentes con más hermanos tienden a reportar una mayor insatisfacción emocional. La necesidad de destacar dentro del grupo familiar afecta la seguridad personal y la capacidad para establecer relaciones sanas en el futuro.
El estrés emocional en familias numerosas suele manifestarse a través de sentimientos de invisibilidad, baja autoestima o dificultades para pedir apoyo.
Impacto a largo plazo en el bienestar psicológico
Tener muchos hermanos afecta la salud mental no solo durante la infancia. Los efectos emocionales persisten a lo largo de la vida adulta.
Según datos publicados en Social Science & Medicine, los adultos que crecieron en familias numerosas presentan una probabilidad mayor de desarrollar síntomas de ansiedad y depresión. La falta de atención emocional individualizada en la niñez puede traducirse en una baja autovaloración y en dificultades para regular las emociones en contextos sociales.
Además, los conflictos no resueltos entre hermanos tienden a prolongarse. Esto genera dinámicas familiares complejas que afectan el bienestar general incluso décadas después.
¿Es lo mismo tener uno, dos o más hermanos?
El impacto no es igual en todos los casos. Tener uno o dos hermanos puede fomentar la cooperación, el desarrollo de la empatía y el aprendizaje de habilidades sociales positivas.
Sin embargo, los estudios indican que en familias con más de tres o cuatro hijos, la competencia aumenta significativamente. Según el Instituto de Investigación en Psicología Familiar de Noruega, el llamado “efecto de sobrepoblación familiar” comienza a notarse a partir del cuarto hijo. A partir de ese número, se incrementa la rivalidad y disminuye la atención emocional individualizada.
Esto no significa que todos los niños de familias numerosas experimentarán problemas. Pero sí aumenta el riesgo si no existen mecanismos adecuados para atender las necesidades de cada miembro.
Impacto emocional en la vida adulta
En la adultez, las huellas emocionales de la infancia tienden a reaparecer. Las personas que crecieron con muchos hermanos pueden enfrentar mayores dificultades para establecer relaciones afectivas sanas. También pueden mostrar una necesidad constante de validación externa o dificultades para establecer límites saludables.
Además, en contextos familiares donde la rivalidad no fue manejada de forma constructiva, las reuniones familiares pueden convertirse en situaciones tensas o fuente de ansiedad.
La psicóloga clínica Marta Gómez define este patrón como “síndrome del hijo invisible”. Se caracteriza por un sentimiento persistente de no ser visto, junto a la necesidad constante de demostrar valor para ser reconocido.
Factores que pueden modificar el impacto
No todas las familias numerosas presentan consecuencias negativas para la salud mental. El estilo de crianza es un factor decisivo.
Padres que promueven un ambiente de respeto, equidad y atención emocional ayudan a mitigar los efectos negativos. La creación de espacios donde cada hijo pueda expresar sus necesidades sin competir directamente con sus hermanos marca una gran diferencia.
También influyen las condiciones socioeconómicas. Las familias con mayores recursos suelen tener más posibilidades de atender las necesidades individuales de sus hijos. Esto reduce el impacto que puede tener el tamaño familiar en el bienestar emocional.
La importancia de la atención emocional individual
Uno de los principales hallazgos del estudio de Ohio es la importancia de la atención personalizada. Cuando los niños crecen en un ambiente donde se sienten escuchados y valorados de manera individual, es menos probable que desarrollen problemas de autoestima o ansiedad.
Validar las emociones de cada hijo, dedicar tiempo exclusivo y fomentar relaciones fraternas positivas son estrategias fundamentales. No se trata solo del número de hermanos, sino de cómo se maneja la dinámica emocional dentro del hogar.