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Descubren momias con lenguas doradas en Egipto

Una misión de arqueólogo encontró gran variedad de objetos de oro en la tumba, entre ellos artefactos con forma de escarabajo flores de loto, amuletos funerarios y vasijas de cerámica.

Una misión arqueológica del Consejo Supremo de Antigüedades egipcio informó que descubrieron tumbas de “varias” momias con lenguas doradas.

El particular hecho, se habría dado en la ciudad de Quwaysna, en el norte de Egipto, cuenta una nota en el medio digital Infobae.

El secretario general del consejo, Mustafa Waziri, dijo que se encontraron unas piezas doradas con forma de lengua en la boca de algunas de las momias descubiertas, y lamentó que varias de ellas estuvieran en mal estado de conservación.

Asimismo, se encontraron capas de oro en contacto con los huesos y con las envolturas de lino y los materiales usados en el proceso de momificación.

Por su parte, el jefe del Sector de Antigüedades del consejo, Ayman Ashmawy, dijo en el comunicado que las momias estaban repartidas en una tumba de dos salas y en otro pozo funerario de tres cámaras.

Las tumbas, con “un estilo único”, según Ashmawy, fueron construidas con ladrillos frescos sin cocer y fueron usadas en tres etapas diferentes: el periodo tardío de Egipto (664 a.C. hasta el 332 a.C.), la Dinastía Ptolemaica (323 a.C hasta el 30 a.C.) y durante el Imperio romano.

El comunicado indicó que “este nuevo hallazgo es de gran importancia porque la tumba fue usada más de una vez en diferentes etapas2.

Además, la misión encontró una gran variedad de objetos de oro en la tumba, entre ellos unos artefactos con forma de escarabajo.

Al tiempo, que encontraron flores de loto, amuletos funerarios y vasijas de cerámica que se usaron durante el proceso de momificación.

La costumbre de la momificación en Egipto

Es probablemente un producto de las condiciones climáticas y geográficas del país. Las momias más antiguas datan de finales del IV milenio a.C. y eran lo que podrían denominarse momias naturales.

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Por entonces los cuerpos se enterraban en el desierto, donde la arena caliente actuaba como un poderoso agente desecante que eliminaba la humedad y, por tanto, frenaba la putrefacción del cuerpo.

La momificación artificial surgió cuando los cadáveres pasaron a colocarse dentro de un ataúd y en una tumba.

Perdiéndose así el contacto con la tierra, lo que llevó a idear métodos para lograr la preservación de los cuerpos.

Este empeño guardaba relación con las creencias religiosas de los egipcios.

Para ellos, el ser humano era una amalgama de elementos, unos materiales –el cuerpo, la sombra y el nombre– y otros asociados con el espíritu supraterrenal: el ka o energía cósmica que se recibía al nacer, el ankh o aliento vital y el ba, la personalidad o psique.

La muerte significaba la separación de esos elementos, pero ésta era sólo momentánea, pues el individuo renacía en la vida de ultratumba reunificando sus primeros componentes.

La momificación servía justamente para conservar el cuerpo en su sepulcro o «morada de eternidad», de modo que su ba pudiera acudir a él y reconocerlo.

¿Quiénes hacían esta labor?

La momificación estaba a cargo de unos profesionales altamente cualificados, los embalsamadores.

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Dado que éstos debían cumplir una serie de rituales, formaban parte de una clase social de sacerdotes y probablemente mantenían una estrecha asociación con los médicos. Diversos papiros nos informan de los personajes que participaban en la operación.

Uno de los más destacados era el llamado «Señor de los Secretos» (hery sesheta), que ejecutaba los rituales llevando una máscara de Anubis, dios del embalsamamiento.

Esta divinidad era quien dirigía el ritual y la que trataba la cabeza del difunto con sus propias manos.

Asimismo, había sacerdotes lectores (hery heb) que pronunciaban las instrucciones del ritual, así como las recitaciones mágicas a medida que se iban añadiendo las vendas.

En cambio, los cortadores, que se encargaban de hacer la incisión en el cadáver y extraer las vísceras, tenían el estatus social más bajo, debido a la impureza asociada al ritual.

De hecho, los testimonios de época griega cuentan que en ocasiones estos cortadores se veían obligados a huir de la tienda de embalsamamiento ante la lluvia de piedras que les arrojaban los compañeros.

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