Un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) concluye que la población mundial se enfrenta a una crisis alimentaria sin precedentes.
Los datos proporcionados por el organismo internacional arrojan un panorama muy preocupante tanto así, que, en los primeros meses de 2022, el número de personas hambrientas aumentó de 282 a 345 millones.
Varias entidades, entre ellas el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), están en la misma línea y alertan que la situación puede empeorar en un futuro cercano.
“En los últimos dos años, incluso antes de la crisis de Ucrania, 150 millones de personas han vuelto otra vez a la pobreza”, explicó Álvaro Lario, presidente de FIDA durante una entrevista con la Voz de América.
Estimaciones indican que “3.000 millones de personas en el mundo no tienen una dieta sana en su alimentación, lo que representa unas cifras escandalosas”.
Lario dice que la ONU justifica que “esto es a causa de una confluencia de crisis causadas por las alteraciones climáticas, los conflictos y las presiones económicas”.
Las situaciones que tienen al mundo en crisis
Las guerras
El conflicto en Ucrania ha agravado la situación en todo el mundo debido a las restricciones y sanciones que se impusieron contra Rusia.
Estas sanciones han provocado un aumento generalizado de los precios del combustible y de los productos básicos en todo el mundo. Pero no es el único país en guerra.
“También es el conflicto de Siria, en Etiopía, en Sudán, Afganistán, Siria, Yemen” agrega Álvaro Lario en medio de la entrevista.
El experto dijo que “muchos de los países que cuentan con una mayor inseguridad alimentaria y mayor pobreza vienen también de estos países con conflictos”.
Inflación y cambio climático
Según Lario, en los países en desarrollo y los ya desarrollados hay dos factores que, irremediablemente, han contribuido al aumento de la población con hambre: la inflación y el cambio climático.
“En el caso de la inflación, estamos viendo que muchos de nuestros pequeños agricultores tienen que vender, bien sea sus tierras o sus insumos, para conseguir comer”.
Expone en La Voz de América que, “es muy difícil revertir eso en el medio plazo y que consigan un trabajo y un salario decente”.
La situación climática, especialmente con la sequía y las altas temperaturas, ha provocado que muchos proyectos en comunidades pobres se hayan venido abajo.
2Por eso, desde FIDA están tratando de afrontar este escenario evaluando qué tipo de inversión se necesitará a partir de ahora para combatir los impactos del calentamiento global”, subraya Álvaro.
Hay que invertir más
El presidente de FIDA sostiene que es importante abordar la situación de forma generalizada y trazando planes globales que no solo se enfoquen en solo una parte de la crisis alimentaria.
“En la crisis alimentaria de 2008 vimos cómo se estaban dando muchos subsidios a la producción de semillas, pero un año después buena parte de esa producción se perdía porque no teníamos dónde almacenar ni cómo distribuirla”.
Admite que la “realidad es muy compleja” y que cada región del mundo se enfrenta a desafíos diferentes.
Sin embargo, Lario está convencido de que los planes de inversión pueden ser una buena herramienta para paliar este escenario.
“Lo que falta es inversión, inversión e inversión. Y no solo por el Fondo Internacional Agrícola o la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), sino de los propios países”, explica.
Álvaro Lario dice que, “tenemos que mitigar los riesgos, ayudar al sector privado con garantías, con diversos instrumentos que existen, como los financieros y que formen parte de esas cadenas de valor”.
Conluye que “es muy importante saber cómo conectar al sistema público y al sistema privado, para generar un crecimiento integral de las comunidades más necesitadas”.