El barrio Côte-des-Neiges de Montreal se ha convertido en el refugio de miles de inmigrantes indocumentados en esta importante ciudad canadienses.
En el sector se pueden encontrar pequeños restaurantes con comida originaria del este de Asia, de India, Bangladesh y uno que otro latino.
El barrio densamente poblado es el hogar de muchos recién llegados a la importante urbe.
Entre ellos están los inmigrantes indocumentados, refugiados y solicitantes de asilo que viven en condiciones realmente precarias.
En sus calles, se dejan ver, según la prensa local, carteles pegados en postes que anuncian clases privadas de francés e inglés, y talleres bilingües.
Estos permiten la integración de los inmigrantes muchos más fácil a la sociedad canadiense.
Pero también es la muestra fiel de que hay una demografía de migrante que añoran su hogar y ser parte del sistema canadiense.
Mano de obra necesaria
En las ventanas de las tiendas de Côte-des-Neiges se dejan ver los distintos anuncios de empleo en el que buscan trabajadores a tiempo parcial y completo como jornaleros generales.
Estos empleos los coordina el Centro de Trabajadores Inmigrantes, que fue fundado en el año 2000 por un pequeño grupo de organizadores sindicales filipino-canadienses.
En este centro se ofrece un espacio seguro donde los trabajadores vulnerables pueden ser informados sobre sus derechos y mejorar sus condiciones laborales.
En este centro se interviene y se lucha habitualmente contra el acoso, el impago de salarios y los accidentes laborales.
Los recién llegados a Canadá en busca de una nueva vida a menudo enfrentan racismo y discriminación, así como trabajos inseguros y mal remunerados.
Los alimentos, el alquiler y otras necesidades son difíciles de conseguir con empleos poco calificados y mal remunerados.
Esta situación genera precariedad y a menudo crea una subclase de recién llegados explotados atrapados en el limbo durante años, incapaces de mejorar su situación o ver a sus familias en el extranjero.
La regulación es el camino
Quienes luchan por la regularización de los trabajadores indocumentados argumentan que permitir que las personas que ya viven y trabajan aquí se regularicen es un “beneficio para todos”.
Explican los expertos que no sólo mejoraría sus vidas y sus perspectivas generales, sino que también desbloquearía su potencial de ingresos y gastos.
La regularización permitiría a las personas que viven en el limbo mejorar sus condiciones laborales, sus salarios, su educación y, en última instancia, sus contribuciones pagando impuestos.
Agregan los conocedores del tema migratoria que la mayoría de los ciudadanos en Montreal y Canadá desconoce quiénes “recogen nuestras frutas y verduras en las granjas de Quebec”.
Un artículo de la Gaceta de Montreal de 2020 sobre una encuesta realizada por la IWC reveló que “más de 15.600 trabajadores levantan cajas y conducen carretillas elevadoras en los almacenes de la región metropolitana de Montreal».
Hasta el 80% son inmigrantes, muchos de ellos provenientes de países africanos que buscan una vida mejor en Canadá.
También reveló que muchos de estos trabajadores fueron explotados y maltratados.
Un destino atractivo
Canadá se ha ganado una reputación durante el último medio siglo por dar la bienvenida a los inmigrantes y valorar el multiculturalismo.
Las personas nacidas en el extranjero constituyen casi una cuarta parte de la población de Canadá.
Esta es la mayor proporción en más de 150 años y una de las proporciones más altas de las naciones occidentales industrializadas.
Los inmigrantes han ayudado al país a contrarrestar el envejecimiento demográfico y a impulsar el crecimiento económico.
Aunque algunos canadienses han expresado preocupación por la creciente presión sobre la vivienda y los servicios sociales.
El desafío de la inmigración
Canadá se convirtió en un destino aún más atractivo para los inmigrantes en la última década.
Lo anterior, después de que las políticas promulgadas durante el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump restringieran severamente el acceso a Estados Unidos.
Y aunque si bien el presidente Joe Biden ha revertido en gran medida esas políticas, su administración ha trabajado con el gobierno canadiense para limitar el número de refugiados y solicitantes de asilo que cruzan la frontera norte de los dos países.
Mientras tanto, Canadá también está experimentando una escasez prolongada de mano de obra exacerbada por la escasez de trabajadores calificados que solo la migración puede solucionar.
Su sistema de inmigración también enfrenta una serie de desafíos, incluido un aumento en las solicitudes de asilo, el aumento de las deportaciones y abusos laborales contra los titulares de visas.