Cuando pensamos en comida económica y amigable con el bolsillo, quizá la primera opción que pensamos si queremos comer fuera de casa, son las cadenas de comidas rápidas.
Sin embargo, la percepción de economía en la comida rápida ha cambiado considerablemente en los últimos años, o al menos así lo es para los estadounidenses.
Así lo demostró una reciente encuesta que reflejó la preocupante percepción de la inflación en el país norteamericano. Donde el 80% de los estadounidenses consideran que ahora la comida rápida es un “lujo” debido a los excesivos costos.
La comida rápida ahora es considerada como un lujo en Estados Unidos por sus altos precios
Lo que antes se consideraba una opción económica y accesible para una comida rápida, ahora está siendo etiquetado como un lujo. Estos fueron los insólitos resultados de una encuesta realizada por LendingTree, que reveló que el 78% de los consumidores estadounidenses consideran que la comida rápida ha alcanzado precios excesivos, por lo que ahora podría considerarse una compra de lujo.
El informe de LendingTree muestra que el 50% de los encuestados atribuyen esta percepción debido a las dificultades económicas que enfrentan. Una situación aún más preocupante, especialmente entre aquellos que ganan menos de $30,000 dólares al año, que generalmente se encuentran en grupos poblacionales de padres con niños pequeños (71%) y la Generación Z, con un 58%. Indicando que consideran la comida rápida como un lujo.
A pesar de la popularidad de la comida rápida en Estados Unidos y la crisis de alimentos ultraprocesados que enfrenta el país, los altos costos de los mismos están obligando a muchos a reconsiderar sus hábitos alimenticios.
Según la encuesta, 3 de cada 4 estadounidenses consumen comida rápida al menos una vez a la semana. Pero debido a la inflación y otros factores económicos, el 62% de ellos ha reducido la frecuencia de sus visitas a cadenas de comida rápida debido al aumento de precios.
Comida rápida vs. Comer en casa ¿Qué opción es más rentable para los estadounidenses?
Los resultados de la encuesta demostraron que el 63% de los encuestados creen que la comida rápida debería ser más barata que cocinar en casa. Sin embargo, el 75% está en desacuerdo, señalando que la realidad es otra. Ya que ahora, se ha vuelto prácticamente insostenible las comidas fuera de casa y la opción más económica que era la comida rápida.
Casi la mitad de los estadounidenses (46%) considera que el costo de una comida rápida es comparable al de un restaurante local, y un 22% afirma que la comida rápida es incluso más cara.
Los aumentos de precios en la comida rápida han superado la inflación en los últimos años. Según datos del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, el costo de las comidas rápidas ha aumentado un 41% desde 2017,. Este desproporcionado aumento ha puesto en apuros a muchas familias de clase media y baja que dependen de la comida rápida como una opción asequible para poder alimentarse.
El columnista Dan O’Donnell del MacIver Institute habló sobre el impacto negativo de estos aumentos. Asegurando que precios de artículos básicos como las hamburguesas con queso de McDonald’s y los nuggets de Chick-fil-A han subido hasta un 200% en menos de cinco años.
«Cuando los precios en estos restaurantes suben de $35 a $40 por una comida familiar a $65 a $70 en pocos años, esas familias tienen que sacrificar una noche de fiesta o esforzarse un poco más para costearlo», escribió O’Donnell.
Afectaciones en las cadenas de comidas rápidas en Estados Unidos
Mientras que los precios de la comida rápida continúan en aumento, muchos estadounidenses están volviendo a cocinar en casa como una solución más económica.
El 56% de los encuestados prefieren preparar sus comidas en casa para ahorrar dinero. Aunque muchos celebran esto como una posible solución para alimentarse mejor.
La nueva preferencia de los estadounidenses de cocinar al ser más económico que comer afuera, ha afectado a grandes cadenas de comida rápida como McDonald’s y Starbucks, que han notado una disminución en sus clientes de bajos ingresos.
En respuesta a esta tendencia, las cadenas de comida rápida están implementando promociones para atraer nuevamente a los clientes. Sin embargo, hay que ver si estas estrategias serán suficientes para cambiar la percepción entre los estadounidenses de que la comida rápida se ha convertido en un lujo.