‘La Pascualita’, es una mujer hermosa que después de morir fue convertida en maniquí y está en la vitrina de una tienda de Chihuahua, México.
Según cuenta la historia, en 1930 un hermoso maniquí llegó al lugar en mención con su extraño parecido con los humanos.
El medio local ‘Diario de Querétaro’, indicó en su momento que fue traída desde Francia “por encargo de Pascualita Esparza Perales de Pérez quien, en ese entonces, era encargada de la tienda de ropa llamada La Popular”.
Lo extraño y lo que empezó a crear rumores fue que el ejemplar era distinto a los demás.
Para muchos fue agobiante verla debido a los detalles de sus manos, los rasgos de la cara, las uñas desgastadas, la yema de los dedos, unos ojos que parecía darle vida y un parecido bastante particular a la hija fallecida de Esparza Perales de Pérez.
La leyenda sobre el maniquí
El personal de la tienda y los transeúntes que visitaban la ciudad empezaron a crear historias sobre el maniquí.
Una de las más conocidas es que la modelo que está exhibida en la vitrina es un cadáver. Su historia llega a ser un poco más perturbadora de lo que parece.
Se dice que ‘Pascualita’ era la hija de Esparza Perales de Pérez, una joven hermosa, que se iba a casar, pero que, por azar del destino, un alacrán le picó y murió en el día que pudo ser el mejor de su vida.
Después de la repentina muerte, su madre no se pudo separar de ella, así que, decidió embalsamar y ponerla en la vitrina de su tienda.
Lo inquietante es que el supuesto cadáver es usado para exhibir vestidos de novia y la tienda se ha convertido en el hogar de ‘Pascualita’.
Con el paso de los años, hubo cambio de dueños, pero ‘Pascualita’ sigue en el mostrador de La Popular y se volvió uno de los grandes atractivos de la ciudad.
Además, “se dice que trae buena suerte a las mujeres que están a punto de casarse, esto si compran el vestido que este maniquí traiga puesto”, publicó el medio ‘Diario de Querétaro’.
¿Cómo se embalsama un cuerpo?
En la actualidad, para embalsamar un cuerpo hay que lavar el cuerpo con germicidas -sustancias que destruyen los gérmenes- y limpiar los orificios corporales como la nariz y la boca.
Hay que coloca algodones en las cavidades evitando la salida de fluidos y se sutura la boca para prevenir posibles contaminaciones.
A continuación, se procede a masajear el cuerpo con el fin de eliminar la rigidez y mejorar el aspecto de la piel, con cremas o aceites. Una vez preparado el cadáver se procede al vaciado de la sangre, vísceras, etc.
Se realiza una incisión en la arteria, se extrae toda la sangre y se introduce una solución de embalsamamiento.
Generalmente es una mezcla de formol, agua y productos químicos, además de conservantes, fijadores, germicidas y colorantes similares al color de la sangre.
De este modo, el cuerpo recupera un tono natural, sin síntomas de cianosis -la coloración azulada de la piel- y sin el aspecto que toma la piel tras la muerte.
El conjunto de sustancias conservantes evita la descomposición de los tejidos y los germicidas permiten que no se generen hongos ni moho. Para evitar todo tipo de bacterias se suelen injertar grandes cantidades de alcohol, glicerol y formalina.
Conservar el cuerpo embalsamado
El cuerpo embalsamado necesita un mantenimiento constante, tiene que estar en un lugar frío y poco húmedo.
Así, según ha explicado a BBC Mundo un miembro del equipo de mantenimiento del cuerpo de Lenin, Ilya Zbarsky:
«Dos veces por semana remojábamos la cara y las manos con una solución especial, y una vez al año cerrábamos el recinto para sumergir al cuerpo entero en esa solución».
Según la profesora del Centro de Anatomía e Identificación Humana de la Universidad de Dundee, Sue Black, alerta que para «mantener un cuerpo en exposición permanente hay que cuidar la estética externa, usando, por ejemplo, maquillaje y una peluca, ya que el pelo se cae».
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